"Había que hacer un producto distinto, que me gustara a mí y a mis amigos". Lo dice David Pellicer, y de lo que habla es de monturas de gafas. Para entenderle hay que remontarse seis años atrás, cuando, tras abandonar BUP y pasar varios años aprendiendo el negocio desde abajo en Etnia, la fábrica de gafas de su padre, le dijo: "Vámonos a China".

Lo que David pretendía era "encontrar fabricantes y escoger un buen producto". Poco a poco le estaba dando la vuelta a un negocio familiar en declive.

Formación 

Entre ida y venida de China, aprendió inglés. Aunque para él no bastaba sólo con trabajar: "Hay que usar la cabeza y romperse los cuernos". Remató la tarea con un par de másters y, por fin, encontró un nicho de mercado. "Haríamos gafas de diseño, con color y para todos los bolsillos, por 90 euros", mucho más baratas que las de la competencia.

El éxito de la nueva Etnia ha rebasado cualquier sueño y la Asociación Independiente de Jóvenes Empresarios de Cataluña le ha distinguido con el premio al joven empresario 2006. Sólo tiene 29 años, pero no para. Lo último que ha hecho es una serie muy económica pensada para un público hipotecado.