El año pasado se encendieron en Valladolid diez millones de cigarrillos menos que en 2006. Esta cantidad equivale al tabaco que se fuman 1.400 personas con un consumo medio de una cajetilla diaria.

Aunque la ley antitabaco entró en vigor el 1 de enero de 2006, los primeros efectos en descenso del consumo no han llegado hasta un año más tarde, porque el primer ejercicio de vigencia, lejos de caer, la compra de cigarrillos incluso creció ligeramente.

En 2007, en cambio los estancos han vendido 520.000 cajetillas menos -hasta finales de noviembre, último dato conocido-, pero no se ha traducido en un descenso del volumen de negocio. Con las subidas de precios los estancos han ingresado 10 millones de euros más pese al bajón de ventas.

El presidente de la Asociación Provincial de Expendedores de Tabaco, Leandro Delgado, indicó que sí han notado el descenso de ventas. «Tenemos que convivir con ello. Creo que las restricciones irán a más, como ocurre en otros países europeos», manifestó.

«Empiezan a verse los resultados de la ley en casi todos los ámbitos salvo el de la hostelería», explica el psicoterapetua de la Asociación Española Contra el Cáncer, Pablo Rebollo.

Enero, mes sin tabaco

Con o sin ayuda, el mes de enero es el de dejar de fumar. Según los datos de ventas, en el primer mes del año el consumo cae en torno a un 20% respecto a la media del resto del año. En 2007, el descenso fue del 25%. Influyen dos aspectos. Por un lado, los buenos propósitos ligados con el 1 de enero y por otro, con las subidas de los precios que también entran en vigor en estas fechas.

Estas buenas intenciones de los vallisoletanos duran poco porque vuelve a crecer en marzo y va a más hasta verano, cuando se producen las mayores ventas.