Toneladas de basura cada año, emisión de gases contaminantes que obligan a restringir la circulación de vehículos, gasto energético creciente… el impacto hacia el medio ambiente derivado de nuestra rutina es cada vez mayor, y adoptar un modo de vida sostenible es más fácil de lo que puede parecer en primera instancia. Además, reducir el consumo y llevar a cabo acciones para preservar el medio ambiente puede suponer un punto a favor de nuestro ahorro económico. Estas cinco medidas lo demuestran.
El valor de la eficiencia. Hacerse con electrodomésticos de clase A o A con pluses es una inversión: las ventajas derivadas de este tipo de aparatos están aseguradas. Usar la energía de forma responsable y eficiente supone un ahorro de cientos de euros al año, y la reducción del consumo -que se puede realizar también a pequeña escala adoptando una serie de medidas básicas- es un punto a favor del medio ambiente.
Medidas sin coste. Además de cambiar el equipo, es importante regular la temperatura de los radiadores y los aparatos de aire acondicionado, reducir en unos grados la temperatura del agua en lavadora y ducha, apagar los equipos eléctricos -como televisión o videoconsolas- que no estén siendo usados con una regleta y optar por bombillas de bajo consumo. Esas medidas, que no suelen suponer un desembolso, también sirven para reducir la factura y el impacto al entorno.
Mejor si es eléctrico. Los vehículos eléctricos o híbridos son una opción para cada vez más personas gracias al desarrollo de las infraestructuras específicas, la disponibilidad creciente de puntos de recarga y la mejora de los modelos, que han doblado su autonomía en los últimos años.
Otra gran opción es la de los coches propulsados a gas natural, que también cuentan con la etiqueta ECO. El ahorro en ambos casos es notable, y no solo en cuanto a gasolina: además, se averían menos, por lo que las visitas al mecánico son menos frecuentes, y están sujetos a reducciones fiscales, ayudas públicas y créditos especiales que hacen más fácil su compra. Además, gozan de ventajas en aparcamiento y uso de carriles especiales.
Intermodalidad como futuro. Viajar en coche hasta un punto en concreto y desde allí coger el metro, alquilar una bicicleta, caminar u optar por un servicio de coches eléctricos compartidos (carsharing) es una opción a valorar si se vive en una gran ciudad. Los defensores de la intermodalidad apuestan por un uso sostenible de todos los recursos de transporte; además de ahorrar tiempo y dinero, se reduce en gran medida el impacto ambiental derivado del uso de combustibles fósiles en vehículos convencionales.
Formas de reutilizar. Las bolsas de tela o los carros de compra son los compañeros perfectos para cualquier visita al supermercado. Reducir el uso de plástico optando por otro tipo de envases es una medida fácil de asumir; además de producir menos residuos, ahorrarás los céntimos que supone cada una de ellas desde hace unos años.
El valor de la eficiencia. Hacerse con electrodomésticos de clase A o A con pluses es una inversión: las ventajas derivadas de este tipo de aparatos están aseguradas. Usar la energía de forma responsable y eficiente supone un ahorro de cientos de euros al año, y la reducción del consumo -que se puede realizar también a pequeña escala adoptando una serie de medidas básicas- es un punto a favor del medio ambiente.
Medidas sin coste. Además de cambiar el equipo, es importante regular la temperatura de los radiadores y los aparatos de aire acondicionado, reducir en unos grados la temperatura del agua en lavadora y ducha, apagar los equipos eléctricos -como televisión o videoconsolas- que no estén siendo usados con una regleta y optar por bombillas de bajo consumo. Esas medidas, que no suelen suponer un desembolso, también sirven para reducir la factura y el impacto al entorno.
Mejor si es eléctrico. Los vehículos eléctricos o híbridos son una opción para cada vez más personas gracias al desarrollo de las infraestructuras específicas, la disponibilidad creciente de puntos de recarga y la mejora de los modelos, que han doblado su autonomía en los últimos años.
Otra gran opción es la de los coches propulsados a gas natural, que también cuentan con la etiqueta ECO. El ahorro en ambos casos es notable, y no solo en cuanto a gasolina: además, se averían menos, por lo que las visitas al mecánico son menos frecuentes, y están sujetos a reducciones fiscales, ayudas públicas y créditos especiales que hacen más fácil su compra. Además, gozan de ventajas en aparcamiento y uso de carriles especiales.
Intermodalidad como futuro. Viajar en coche hasta un punto en concreto y desde allí coger el metro, alquilar una bicicleta, caminar u optar por un servicio de coches eléctricos compartidos (carsharing) es una opción a valorar si se vive en una gran ciudad. Los defensores de la intermodalidad apuestan por un uso sostenible de todos los recursos de transporte; además de ahorrar tiempo y dinero, se reduce en gran medida el impacto ambiental derivado del uso de combustibles fósiles en vehículos convencionales.
Formas de reutilizar. Las bolsas de tela o los carros de compra son los compañeros perfectos para cualquier visita al supermercado. Reducir el uso de plástico optando por otro tipo de envases es una medida fácil de asumir; además de producir menos residuos, ahorrarás los céntimos que supone cada una de ellas desde hace unos años.
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