Así, los más de 30 niños nacidos el pasado año en esta población cacereña ya cuentan con un árbol, al que ellos mismos han dado nombre, ya que cada ejemplar ha sido "bautizado" del mismo modo que el pequeño al que va dedicado.

Pablo, Daniel, Carmen, Candela o Iker son algunos de los nombres propios que aparecen grabados en las placas depositadas junto a cada árbol. Los padres, por su parte, están encantados y han acogido "de muy buen agrado" la iniciativa municipal.

Para los familiares, esta medida que califican de "buena, interesante y bonita", propiciará que los niños adquieran desde muy temprano "algo en propiedad". Otros opinaron que esta iniciativa "es un ejemplo de cómo se acoge a los recién nacidos" en la localidad y algunos señalaron que de este modo "se fomenta el cuidado por la naturaleza."

Por su parte, el alcalde de la localidad, Florencio Rincón, señaló que la idea que persigue dicho proyecto es intentar que la "sociedad adquiera el hábito y la cultura de proteger el Medio Ambiente".

Por ello, explicó que al dedicar un árbol a cada niño, se persigue que los padres y familiares de éstos manifiesten "un mayor respeto por la flora del entorno" y también se pretende de este modo, según indicó "incrementar el número de árboles en el municipio."

La iniciativa tendrá continuidad los próximos años, según anunció el alcalde, quien precisó que aunque los agraciados "no están obligado al mantenimiento de los árboles, éstos ya se están implicando en el cuidado de los mismos."

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