Philipp Plein, el diseñador que viste a Messi y Cristiano

  • Cuestiona el beneficio que reporta 'influencers' y embajadores: "No me aporta nada que Messi lleve mi ropa".
  • La prenda más barata que vende Philipp Plein es una camiseta que cuesta 350 euros.
Plein tiene una línea de moda, otra de deporte y una tercera de ropa infantil.
Plein tiene una línea de moda, otra de deporte y una tercera de ropa infantil.
EFE/CEDIDA POR P. PLEIN
Plein tiene una línea de moda, otra de deporte y una tercera de ropa infantil.

El diseñador Philipp Plein tiene muy claro su único objetivo: vender. Crítico con la industria de la moda, a la que tacha de “cerrada” y “aburrida”, el alemán cuestiona el lado artístico del sector y su interés por los influencers, que “no aportan nada” porque “no se hace dinero con la imagen”.

“Messi tiene 90 millones de seguidores, probablemente muchas más personas que lectores pueda tener Vogue en un año en todo el mundo. Pero nuestra prenda más barata es una camiseta de 350 euros, así que el 99’99 por ciento de sus seguidores no puede permitirse ser cliente nuestro”, explica en una entrevista con Efe, Philipp Plein, diseñador de ropa “casual” y deportiva.

Ponente durante las jornadas Luxury Conference, dedicadas al lujo, organizadas por Conde Nast International en Lisboa, Plein ha defendido su posicionamiento como marca dentro del conglomerado de las grandes firmas que conforman la industria de la moda de lujo. Así, mientras parte de la industria de la moda recurre a personajes populares en las redes sociales para atraer a un público más joven, Plein cuestiona hasta el beneficio que reporta tener sus propios embajadores: futbolistas de la talla de Cristiano Ronaldo o Leo Messi, que han hecho de su firma un básico de armario con el que posan orgullosos en sus perfiles de Instagram.

“Nos encantan los futbolistas, pero no haces dinero con la imagen, no me aporta nada que Cristiano y Messi lleven mi ropa”, afirma con rotundidad el creador que, sin embargo, suele incluir en sus desfiles a modelos mediáticas como Irina Shayk, Adriana Lima o Jeremy Meeks, conocido como “el preso más guapo del mundo”, quien debutó en la pasarela de la mano del alemán.

Para Plein, el “único secreto” del éxito empresarial es ser consciente de que “solo haces dinero con el producto que vendes, y para eso tiene que haber demanda”, en el sentido de que el producto debe gustar por sí mismo. Una idea que, asegura, no acaba de comprender el grueso de la industria del lujo. “Muchos diseñadores hacen unos vestidos preciosos, pero no han entendido de qué va el juego: esto es solo cuestión de hacer negocio”, declara descarnado Plein, quien se formó en derecho y, a los 20 años, registró su firma homónima porque vio “una oportunidad comercial”. “Nunca antes” quiso ser diseñador.

"La moda se ha vuelto bastante aburrida”

Su línea principal de moda, otra especializada en deporte, una tercera dedicada a ropa infantil y un hasta outlet demuestran la estrategia del empresario para exprimir al máximo los deseos de sus clientes. Esa visión empresarial le aleja de la parte artística en la que tanto se recrea la moda, y que el alemán tacha de “espectáculo” para maquillar la realidad de la industria.

“El lujo está organizado en grandes grupos empresariales, así que al final todo se reduce a números, no hay nada de emoción en eso”, asegura. “La gente que manda en esta industria tiene la mente muy cerrada y se resiste a cambiar, pero las industrias que no cambian, mueren”, sentencia Plein, quien diagnostica a la moda un problema de “falta de cambios”. “Se ha vuelto bastante aburrida”, declara.

Sin embargo, preguntado por el rumbo que debería tomar el sector para dejar de revisar continuamente las décadas de los años 70, 80 y 90, asegura con cierto recelo: “Yo no estoy aquí para hacer cambios ni para decirle a la gente lo que tiene que hacer”. Henchido de seguridad, Plein, tiene claro cuál es el mayor reto de la industria del lujo, “mantener al consumidor hambriento de tener tu producto”, concluye.

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