En declaraciones a los medios de comunicación, antes de asistir al IV Foro de Alcaldes de la Provincia, Sánchez Quero ha subrayado que la Diputación de Zaragoza "siempre ha estado a la altura de las circunstancias, no ha escurrido nunca el bulto y siempre está en primera línea apoyando y ayudando a los ayuntamientos de la provincia en cualquier situación".

Ha advertido, además, de que las localidades de la provincia no solo se han visto afectadas por la crecida del Ebro, sino también por las de los ríos Grío, Manubles o Mesa, recordando también que "desde el primer momento, dos días antes de que llegara la avenida", se creó un órgano de coordinación en el que estaban presentes los Gobiernos central y autonómico y la DPZ.

En la reunión de este órgano el pasado sábado, la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, "dijo que se iba a declarar la zona de urgente actuación y posiblemente el Consejo de Ministros apruebe este viernes una línea de subvenciones para afectados".

El Ejecutivo aragonés indicó, asimismo, que ayudará a los agricultores que tuvieran seguros contratados y "como siempre la Diputación estará ahí a lo que se necesite", ha insistido. En todo caso, ha recordado que tras la riada de 2015 esta institución presupuestó 5,5 millones para ayudar a las localidades "y solamente se ejecutaron 600.000 euros".

"OPORTUNISMO POLÍTICO"

Por ello, ha estimado que la petición -realizada por el grupo Popular en la DPZ- de que se dote una partida presupuestaria desde la DPZ para atender los daños de las riadas "es oportunismo político", dado que los seis grupos de la institución apoyan estas medidas "y no habrá problema", si bien ha pedido esperar "a ver qué hace el Estado con la Confederación Hidrográfica del Ebro y el Gobierno de Aragón y lo que no haga ninguno de los dos, la DPZ lo resolverá como siempre".

Durante la crecida, la institución provincial ha puesto a disposición de los municipios a catorce bomberos "para lo que hiciera falta" y más de veinte máquinas para arreglar motas y otras afecciones en los municipios, ha manifestado.

Por su parte, la alcaldesa de Cabañas, María Carmen Lázaro, ha observado que "después de la tempestad llega la calma" y las localidades están ahora "recuperando la normalidad". En este encuentro de alcalde, las poblaciones ribereñas preguntarán a la DPZ "si habrá algún tipo de ayudas", como ya sucedió en 2015.

Ha sostenido que, tras cada riada, "compromiso hay mucho, pero queremos que sea real y efectivo por parte de todas las administraciones". En Cabañas, el río Ebro anegó unas 300 hectáreas, pero están pendientes de valorar los daños causados en infraestructuras, caminos y en las cosechas, dado que "aún no se puede acceder a todas las zonas inundadas".