¿Estar a dieta nos hace engordar? El efecto negativo de los planes yo-yo

  • "Las dietas son un parche momentáneo que no va a solucionar nada", según Jesús Román, presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA).
Vegetales de la dieta mediterránea.
Vegetales de la dieta mediterránea.
URV
Vegetales de la dieta mediterránea.

El efecto rebote o efecto yo-yo es el nombre que se le da al hecho de engordar tras terminar una dieta muy baja en calorías. Se pierde peso con rapidez, pero luego se recupera, pudiendo superar hasta en un 20% el peso inicial. Según apunta Jesús Román, llamar a esta ganancia de peso efecto yo-yo, "no es muy técnico", pero afirma que es algo perfectamente documentado.

Este efecto rebote se produce sobre todo al terminar dietas muy restrictivas o las llamadas dietas milagro. Román afirma que "al volver a la alimentación normal, a menudo desequilibrada e hipercalórica, se gana todo el peso que habíamos perdido o incluso más", esto se produce sobre todo "porque no hemos cambiado los hábitos de verdad, con lo cual no le estamos dando una solución, sino un parche momentáneo que, a largo plazo, no va a solucionar nada".

La doctora Marián García, que también escribe sobre salud y nutrición en su blog Boticaria García, señala que "más que un rebote se trata de que una persona solo va a poder tener adherencia a esa dieta restrictiva durante un período corto de tiempo, porque no se adapta a sus necesidades alimentarias".

Los dos expertos coinciden en que hay que estudiar cada caso concreto para saber cómo afecta este efecto rebote, pero Román apunta que "cuanto más drástico y restrictivo sea el cambio al realizar una dieta, peor. Y pone el ejemplo de que "si decimos que vamos a dejar los bocadillos de panceta a media mañana y los vamos a sustituir por ensaladas, no sería un problema. El problema es cuando además dejamos de comer".

Una persona que se someta a dietas restrictivas a menudo, va notar más el efecto yo-yo, ya que los cambios radicales son constantes en sus hábitos alimentarios, y lo saludable es la constancia, pero en una única dieta que incluya todo tipo de alimentos, ya que "las dietas restrictivas son a menudo deficientes en vitaminas y minerales", según apunta Román.

El plato de Harvard

Marián García explica que aunque cada persona tiene unas necesidades diferentes, sí existen unas pautas generales para seguir una dieta saludable, el plato de Harvad.

"Consiste en que la mitad de lo que se consume en un día debe estar constituido por frutas y verduras. Un cuarto debe corresponder a lo que llamamos cereales integrales o de grano entero, como el arroz integral, la pasta integral, etc. El cuarto restante debe estar compuesto por proteínas de calidad. Estas son las que vienen preferentemente de las aves, el huevo, el pescado. Las legumbres y los frutos secos también contienen proteínas saludables. Habría que evitar las carnes procesadas, como los embutidos y fiambres y limitar las carnes rojas".

Añade que "utilizando este esquema y añadiendo una grasa saludable como es el aceite de oliva, relamente tendremos una dieta que se ajusta a las características de lo que necesita la mayor parte de las personas. Además se pueden conseguir alimentos apetitosos, no como las dietas que potencian el consumo de un solo alimento, como la dieta del pomelo o de la alcachofa.

La solución, según Román, es "localizar el problema, que suele ser de mala educación alimentaria y, de forma gradual, empezar a comer bien". Una dieta siguiendo el esquema del plato de Harvard, explica García, "es aplicable a cualquier persona, porque todo el mundo, dentro de sus costumbres (ya que la comida es uno de los aspectos más arraigados culturalmente), podría encontrar alimentos con estas pautas que se adapten".

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