Más de 1.000 kilómetros en Vespino para llegar hasta Pingüinos, en Valladolid

Nacho en Sevilla antes de continuar viaje hacia Valladolid.
Nacho en Sevilla antes de continuar viaje hacia Valladolid.
Carlos Escolástico
Nacho en Sevilla antes de continuar viaje hacia Valladolid.

No es un tipo normal, él mismo lo reconoce y su última aventura lo corrobora.

El domingo, Nacho Llorente, más conocido en su pueblo gaditano de Conil, como Lemmy Conil, por el club de ciclomotores que fundó en 2003, salió desde Asilah (Marruecos) camino de Pingüinos.

Piensa llegar el jueves a Valladolid después de 1.000 kilómetros, una distancia que no llamaría en exceso la atención si no fuera por que los va a recorrer a bordo de un Vespino.

«Será mi tercer Pingüinos: el del 99, desde Madrid; el del año pasado, desde mi pueblo, y éste (desde el jueves hasta el domingo) desde Marruecos. ¿Que, por qué?_Pues para intentar ganar el premio internacional del que viene más lejos. Para eso hay que salir desde fuera de España», explica.

Y con esa intención ha cubierto ya sus dos primeras jornadas. «Bueno, tres, porque, aunque no cuenta, el sábado fui de Conil a Asilah, que hay otros 150 km», dice desde el Ronquillo, en la ruta de la Plata, donde ha dormido esta noche.

«Hombre, el culo me duele un poco, a 55 km/h, pero estoy de vacaciones y éste es mi hobby», sonríe Nacho.

Ya ha tenido 29 ciclomotores

La vida de Nacho, que ya fue portada de 20 minutos en la pasada edición de Pingüinos por su gesta, ha estado ligada a las motos. Tiene «42 tacos» y 18 los ha pasado como mensajero en Madrid. «Hacía 350 kilómetros al día y más de 120 direcciones», recuerda.

«Siempre con ciclomotores, ¡Si no tengo ni carné de moto grande ni de coche! Toda mi vida he ido en Vespino, con esta ya he tenido 29», sonríe. «Y eso que ahora soy camarero».

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