Amit Patel ha querido mostrar a través de las redes sociales lo difícil que es llevar una vida normal siendo ciego y los esfuerzos que tiene que hacer su perro guía día a día.

Todo comenzó hace seis años cuando Amit, de 38 años, perdió la vista a causa del queratocono, una afección ocular progresiva por la que la córnea comienza a abultarse adoptando una forma de cono y que provoca una distorsión en la visión.

Desde entonces, Amit cuenta que se ha sentido discriminado en múltiples ocasiones por la actitud del resto de pasajeros de los transportes públicos.

Según recoge Antena 3, hace unas semanas, a pesar de haber una zona designada para discapacitados en el tren, Amit tuvo que mantenerse de pie contra la puerta del vagón mientras su perra luchaba por no resbalarse con el suelo mojado. Tras el incidente, Amit escribió en Twitter: "La gente puede ser tan egoísta que hacen como si no pudieran ver o oír cuando pregunto si hay algún asiento libre. Es tan humillante cuando busco algo a lo que agarrarme para no caerme mientras intento mantener a Kika a salvo al mismo tiempo, que lo único que consigo es que las lágrimas caigan por mi cara".

A raiz de ese incidente Amit decidió colocar una cámara en el arnés de Kika, su perro guía, para mostrar lo duro que tiene que trabajar para ayudarle durante su día a día. En el vídeo se ven a decenas de viajeros en la estación de metro de Waterloo, en Londres, pasando por delante de Kika, empujándola e ignorando a Amit mientras intenta subir una escalera mecánica.

Una vez terminó el trayecto, Amit colgó el vídeo en la cuenta de Twitter de Kika, y aseguró que "Si alguna vez te has preguntado por qué papá se preocupa tanto por mi bienestar, tal vez este vídeo te de una idea de cuánto me tengo que concentrar para poder andar en un lugar tan transitado".

Kika es uno del 5% de perros lazarillos que están entrenados para llevar a sus dueños por las escaleras mecánicas, pero Amit ha señalado en otro de sus tweets que puede llegar a enfadarse mucho si los pasajeros la golpean o la pisan.

También denuncia haberse sentido ignorado por el personal de la estación cuando por motivos de mantenimiento cambian el sentido de las escaleras.

Además, asegura que son muchos los taxistas que se han negado a montarle en su coche y que muchos pasajeros distraen a Kika tocándola mientras va en el tren.