Así lo ha indicado este jueves durante el acto de conmemoración del V centenario de la firma de las Capitulaciones de Magallanes que ha tenido lugar en el Monasterio de Nuestra Señora de Prado, en Valladolid.

Precisamente, ese "carácter expedicionario" unido a las mejoras de las cartas de navegación, la "lucha" del hombre contra los elementos y contra el propio hombre convirtió, a partir de entonces, occidente y oriente en dos entres distintos.

Esta "proeza" muestra la "relevancia" de España y su papel "preponderante" en "todos los órdenes de la esfera internacional", una gesta "sin parangón" que puso de manifiesto "múltiples virtudes" y supuso consecuencias hasta entonces "incalculables".

Una "trascendendia" que se antoja "mayor" en el contexto de la era de los "grandes descubrimientos", y en el marco de un proceso de "globalización" protagonizado por España y también en unos hombres "cuya tenacidad era proverbial y cuya fe era casi sobrecogedora", ha señalado la ministra.

Además, las "virtudes" de aquellos navegantes han sido heredadas por los marinos y militares de hoy y se hacen palpables en la labor de protección diaria que realizan en favor de las familias españolas, dentro de nuestras fronteras, y fuera de ellas -desplegadas en cuatro continentes- donde demuestran también la "solidaridad" y el "compromiso" de España con la "seguridad y estabilidad internacionales".

Por último, Cospedal ha destacado la "importancia" de la visión de la Corona española en aquella gesta, pues en un "complejo" escenario político económico y social, "lideró y patrocinó" una "epopeya" que aún hoy sirve de "inspiración" para los españoles, para el "futuro" de la nación y para la "unidad" como país.

Un joven Carlos I "ambicionaba", más que expandir su imperio, conocer nuevas rutas económicas y comerciales, por lo que esta expedición procuró guardar la "más escrupulosa vigilancia" hacia la legalidad internacional, compromiso suscrito por el Tratado de Tordesillas.