«Es un caos; es imposible coger un taxi; ni llamando por teléfono ni esperando en la cola», se quejaba la pasada Nochevieja Miren, una joven bilbaína. Lo consiguió después de una hora esperando. Esa noche no fue una excepción; ni tampoco lo son las noches de fiesta. Cualquier día laborable resulta muy complicado localizar un taxi en Bilbao.

La falta de seguridad, de la que se han quejado en numerosas ocasiones, es la principal causa que aducen para  no salir. «Hay miedo y no todos se atreven a trabajar por la noche», explica a 20 minutos un taxista bilbaíno. Casi la totalidad de los 200 chóferes que ahora salen en horario nocturno tienen instalada la mampara de seguridad que separa el habitáculo del conductor de los pasajeros.

Pero el Ayuntamiento no puede obligar a los taxistas a salir. Por convenio, está estipulada la cifra máxima de taxistas por la noche –350–. De ahí en adelante es cuestión personal. No es que Bilbao tenga pocos taxistas. En la ciudad hay 770 taxis, 2,2 por cada 1.000 habitantes. La cifra es una de las más altas en relación con otras capitales. Vitoria tiene 0,84 taxis por cada 1.000 vecinos y San Sebastián, 1,7.

Unos doce retiran la mampara

No todas las soluciones satisfacen a todo el mundo. Es lo que ha pasado con la mampara de seguridad instalada en algunos taxis que protege a los conductores. Aunque la pusieron alrededor de 200, ha habido unos doce  –se desconoce la cifra exacta– que se han echado para atrás y han decidido retirarla. «Si sales por el día, no hace falta; te quita un plaza y resulta incómoda», explica un taxista de Bilbao.