Un estudio revela la primera muerte de una española por acupuntura con abejas

  • Una de las clases de este tratamiento se realiza con el veneno de estos insectos.
  • A la mujer le dio una reacción alérgica en una de las sesiones, que le provocó disnea y pérdida de conocimiento.
El veneno de las abejas se utiliza para tratar algunas dolencias como la artritis o la psoriasis.
El veneno de las abejas se utiliza para tratar algunas dolencias como la artritis o la psoriasis.
EFE
El veneno de las abejas se utiliza para tratar algunas dolencias como la artritis o la psoriasis.

Una mujer española de 55 años falleció en el año 2015 tras someterse a sesiones de apiterapia —más conocida como la acupuntura que se hace con las abejas— cada cuatro semanas durante dos años. Así lo reveló un estudio de dos médicos vinculados al hospital Ramón y Cajal de madrid, publicado por la revista The Journal of Investigational Allergology and Clinical Immunology.

Esta muerte, por tanto, es la primera muerte que se conoce en el mundo por este tratamiento terapéutico con fines preventivos. Concretamente la apiterapia es el uso de las sustancias generadas por las abejas, ya sea la miel, los propóleos o la jalea para aliviar diferentes condiciones de salud.

Una de las clases de este tratamiento es el que usa el veneno de estos insectos haciendo que las abejas piquen directamente en los sitios donde se presente la enfermedad. Esta es una práctica que está muy extendida entre estrellas de Hollywood como Gwyneth Paltrow, Gerard Butler o incluso la duquesa de Cmabridge, Kate Middleton.

Sin embargo, esta práctica acarrea que "en personas sensibles, los compuestos del veneno pueden actuar como alérgenos (...), provocando reacciones alérgicas que pueden ser desde leves, como hinchazón local, a reacciones sistémicas severas, como un shock anafiláctico o incluso la muerte", advierte el estudio. Además, la repetida exposición al alérgeno "conlleva un mayor riesgo de reacciones alérgicas graves".

En este ejemplo se enmarca el caso de la española fallecida, que decidió someterse a apiterapia a lo largo de dos años para mejorar contracturas musculares y estrés. "No había constancia de ninguna enfermedad (asma, enfermedad cardíaca...), ni tampoco reacciones previas de cualquier tipo con himenópteros o atopia". Pero en una de las sesiones desarrolló sibilancias (problemas respiratorios), disnea (ahogo) y pérdida repentina de conciencia tras recibir la picadura de una de las abejas.

El personal de la clínica de apiterapia llamó inmediatamente a una ambulancia, que llegó 30 minutos después, y le suministro metilprednisolona, un esteroide que administra para aliviar inflamaciones producidas por artritis, asma o alergias severas. "No había adrenalina" en la clínica, señala el estudio. Pero no pudieron evitar su muerte.

Y es que, según el estudio, realizado por los doctores del área de alergología del hospital madrileño, P. Vázquez Revuelta y R. Madrigal-Burgaleta, esta práctica se suele realizar en centros privados y frecuentemente por profesionales que no son médicos. A pesar de que existen algunos estudios sobre ciertos beneficios de la apiterapia, "su efectividad y seguridad es limitada y escasa".

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