El niño de 3 años fallecido por desnutrición estaría vivo si hubiera ido al médico, según las forenses

Médicos forenses que practicaron la autopsia del niño fallecido.
Médicos forenses que practicaron la autopsia del niño fallecido.
ELVIRA URQUIJO A. /EFE
Médicos forenses que practicaron la autopsia del niño fallecido.

Las dos médicos forenses que practicaron la autopsia del menor de 3 años y 5 meses que falleció en 2013 en Gran Canaria, y a cuyos padres se juzga por homicidio imprudente, han afirmado este martes que el niño estaría vivo si hubiera recibido los cuidados adecuados y atención médica.

En la segunda sesión del juicio con jurado que se sigue en la Audiencia de Las Palmas contra Yurena S.A. y su marido, Isidro Yeray S.R., las dos médicos han señalado que el menor falleció por una enfermedad pulmonar. Pero también por una serie de circunstancias, como "la falta absoluta de cuidados mínimos", y porque se le denegó la asistencia sanitaria.

Los padres se enfrentan a 15 años de prisión por un delito de homicidio por omisión pues el fiscal tiene el "convencimiento" de que dejaron morir al niño de desnutrición y no le prestaron atención médica en sus tres años de vida, pese a que nació con el labio leporino y sufría bronconeumonía crónica.

Presentaba deshidratación y desnutrición crónica

Las forenses han expuesto al jurado que "este niño no fue al pediatra nunca", carece de historial médico alguno y su enfermedad se podría haber curado con un antibiótico, pero se hizo "dejación" a pesar de la "obviedad" de sus síntomas: fiebre, tos, dificultad respiratoria.

Las peritos también han remarcado su desnutrición crónica, que impidió su normal desarrollo, y que al morir pesaba 9 kilos, como un bebé de 9 meses, medía 84 centímetros y presentaba síntomas como atrofia muscular y abdomen abultado. Además, han aludido a un traumatismo que presentaba, corriente en casos de maltrato.

Lo veían sano, según el padre

Este martes ha declarado el padre del menor, quien, al igual que su esposa que declaró el pasado lunes, ha afirmado que no llevaron al niño al médico porque lo veían sano y que atribuyeron su delgadez a que en la familia había personas muy flacas.

En relación a sus golpes y hematomas, ha afirmado que "jamás" se pegó a su hijo ni a su hermana, un año mayor que él, y que los cuidó lo mejor que pudo con los pocos medios de que disponía.

El acusado prestó este testimonio muy afectado, entre lágrimas, y pidió al tribunal que no le mostraran las fotografías del cadáver del menor, que habían llevado a desistir a un miembro del jurado que sufrió una crisis de ansiedad al verlas.

El abuelo paterno del fallecido, citado también este martes, ha respaldado las afirmaciones de sus progenitores, diciendo que a sus nietos "los veía bien de salud" y que "la situación económica era muy mala" en la familia.

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