Una vecina, sobre la muerte de un mantero en Lavapiés: "Lo que se está contando no es verdad"

Altar improvisado en la Calle del Oso en honor al mantero fallecido.
Altar improvisado en la Calle del Oso en honor al mantero fallecido.
C. CH.
Altar improvisado en la Calle del Oso en honor al mantero fallecido.

Vecinos del número 12 de la Calle del Oso, situada en el madrileño barrio de Lavapiés, no hablan de otra cosa en el portal. La muerte de un mantero senegalés de 34 años es el trágico tema del día. Falleció el jueves de un paro cardiaco a tan solo dos números de distancia, donde este viernes sus amigos han improvisado un pequeño altar en su memoria. "Descanse en paz, Mame Mbayi Mdiaye. Que todos los seres de la tierra sean felices. Paz", se puede leer en uno de los mensajes que acompañan las flores y las velas sobre el suelo empedrado.

Cómo murió sigue siendo la gran incógnita. Dos versiones antagónicas defienden hechos completamente diferentes: sus compañeros denuncian que falleció cuando huía de una redada policial contra la venta ambulante, mientras que los vecinos cuentan otra historia de lo que ocurrió ese fatídico jueves 15 de marzo. "Le dio un ataque epiléptico. Iba andando con otro chico, y unos policías que estaban al lado del colegio se acercaron para ayudarle. Estuvieron mucho tiempo con él intentando reanimarle", relata a este medio una mujer sin querer que trascienda su identidad. "Lo que se está contando no es verdad. Es muy triste". El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, mantiene que los policías no perseguían al hombre.

Por esa calle madrileña pasea también Galasse, un joven senegalés que viste un plumas azul oscuro. Él era, según cuenta, uno de los que acompañaba a Mame Mbayi en su primera mañana en la puerta del Sol ("solía ir por las tardes") hasta que la policía apareció y el grupo entero tuvo que echar a correr. "Hay policías buenos, que te dicen que te vayas y se quedan con tus cosas, y luego están los malos. Ese día nos persiguieron en moto y corrimos". La huída comenzó en Sol y en esa carrera, ya a la altura de Lavapiés, le perdió la pista.

Para él, al igual que para el resto de amigos que se acercaron posteriormente al lugar, la policía no actuó correctamente. La falta de información e incluso la infomación tergiversada no hicieron más que caldear el ambiente de los que se acercaban a la calle en la que Mame Mbayi se había desplomado en el suelo. "Nos decían que estaba vivo, que estaba todo bien", explica otro chico, Damekane. Ellos, sin embargo, se temían lo peor: la carpa del Samur solo alimentaba sus sospechas. El cadáver estuvo casi tres horas en el lugar.

"Agitadores españoles y peligrosos"

Los dueños de los bares y los locales próximos se vieron obligados a echar el cierre antes de la hora habitual. Sobre las 18.00 horas lo hizo el Bar Torrejón por la cantidad de ciudadanos que se agolpaban en la puerta y por miedo a lo que pudiera suceder. El vendedor de la esquina siguió sus pasos, al igual que el de la tienda de cuero, situada en el mismo edificio de la vivienda de Mame Mbayi. "Cerré dos horas y media antes porque el ambiente estaba muy caldeado. La policía no decía que estaba muerto y no tranquilizaban. Pero qué culpa tendrán las bicis, los cajeros...", se pregunta.

Ana Marín iba a por su hijo cuando ocurrieron los hechos, que describe como una auténtica "batalla campal" pasadas las 21.00 horas. Contenedores quemados, barricadas en las calles, el sonido de las pelotas de goma a causa de las cargas policiales... "Es la primera vez que pasa algo así, yo tuve miedo", dice.

El temor de Betsy, una vecina bajita y de voz amable, es otro: teme que el ambiente del que ha sido su barrio durante décadas se transforme en hostil. "Es un sitio maravilloso, que se ha mantenido al margen del racismo todo este tiempo. Lo que ha pasado es trágico no solo por la muerte del chico, sino porque esto puede dinamitar la convivencia". Testigo de los incidentes, tiene claro que unas personas que "no son del barrio" azuzaron a los jóvenes manteros para que "se enfrentaran a la policía" y terminara en disturbios. "Vi agitadores muy peligrosos. Eran españoles y unos provocadores porque los africanos son los primeros respetuosos. Hubo gente que se aprovechó de la situación".

Esa idea la suscribe Cheikh Ndiaye, presidente de la Asociación de los inmigrantes senegaleses en España: "No somos los senegaleses los que hemos roto los bancos. Queremos justicia por lo que pasó". Las reyertas culminaron con sucursales bancarias rotas, paradas de autobús arrancadas y bicis reducidas a cenizas, plástico y humo. Seis personas de nacionalidad española, de acuerdo con la Jefatura Superior de Policía, han sido detenidas por los altercados en los que resultados heridas 20 —de ellos, 16 eran policías—.

"Mame Mbayi era una buena persona"

Este ambiente de violencia y tensión no comulga, sin embargo, con la personalidad del fallecido. Quienes le conocían destacan de él su semblante sonriente, su personalidad pacífica y divertida. Era, ante todo y según cuentan, una "buena persona".

Damekane vivió junto a él y otras siete personas más en el número 42 de la calle Mesón de Paredes hasta hace un año, de ahí que le considere casi como parte de su familia. Recuerda de su "hermano" que llegó en 2006 a España en patera, que trabajaba en la venta ambulante para poder enviar dinero a su familia y que disfrutaba rezando y corriendo en su tiempo libre. "Si hoy no estuviera muerto habríamos ido a rezar, como todos los viernes". Hoy, el barrio amenece triste, con su ausencia en primer plano. Las velas y el altar improvisado son solo un gesto para que el recuerdo del que fue su amigo durante más de 10 años no caiga en el olvido.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento