El estrés navideño llena las consultas de los psicólogos

Las tensiones familiares y la soledad sumergen a muchos alicantinos en la nostalgia. También les ocurre a quienes tienen a sus parientes lejos.
La Navidad es época de felicidad, de paz, de alegría. O no. Puede ser de nostalgia, de tristeza, de añoranza..., como le ocurre a cientos de alicantinos que cada vez más llenan las consultas de psicólogos durante estas fechas. «Culturalmente tienes que estar con los parientes; todos nos bombardean con familia, ternura, amor; te sientes raro y entras en una crisis, es normal que vengan más a las consultas», describe el psicólogo Rafael Sarrió.

«Nos buscan como apoyo, también para expresar su malestar porque la familia se encuentre lejos», comenta Germán Ricardo Orjuela, del Teléfono de la Esperanza de Alicante.

«También tratamos a personas que han pasado por conflictos familiares, que han discutido durante las reuniones, otras que se sienten solas, además de la gente que no tiene con quién reunirse y compartir la Navidad», dice.

Quienes tienen a su familia lejos nos lo cuentan

Mintzi Lolbeeth. 32 años. Nació en México.

«Me entra la nostalgia»

Llevo tres años acá y desde entonces no veo a mi familia. Sé que están juntos, comiendo juntos y te entra la nostalgia porque quisiera estar allí con ellos. La ventaja es que conozco a mucha gente en Alicante y los amigos se vuelven tu compañía, se convierten en tu familia. Cuando vaya a México extrañaré lo que tengo aquí.

Tamara López. Tiene 46 años, es de Venezuela.

«El primer año lo pasé fatal»

El primer año que estuve aquí en Navidad lo pasé fatal. Echaba mucho de menos a mis parientes y sufrí durante las fiestas. Llevo ya ocho años en España y me he acostumbrado, pues en Venezuela me reunía con mi familia, que es numerosa, y no hacía falta nadie más. Ahora nos llamamos y, en Nochevieja, recibimos el año juntos, por teléfono a la hora española.

Emiliana Perea. 53 años, nació en Argentina.

«Me gustaría ir a mi país»

Tengo a mis hijos y a mi marido conmigo, y eso hace que la nostalgia sea menor, aunque me encantaría poder pasar las Navidades en Argentina. A veces vienen amigos de mi país de visita en estas fechas, y llevo muchos años fuera ya. Además, me siento integrada, pues mis abuelos eran españoles.

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