El turismo siempre ha sido un motor de desarrollo económico y social pero, tristemente, a veces también tiene consecuencias negativas. Eso es precisamente lo que ha sucedido en Medellín, una ciudad situada al norte de Colombia mundialmente conocida por haber sido durante décadas la sede de uno de los principales cárteles de la droga a nivel global.

En los últimos años, esta ciudad ha sido objeto de una explosión turística pero también se ha convertido en un destino prioritario para una clase de visitantes cuyo principal reclamo es el negocio de la prostitución, en muchas ocasiones con niños. Así, Medellín ha visto proliferar en los últimos años numerosas redes de prostitución en las que se encuentran atrapados y sin ninguna esperanza numerosos menores de edad, ante la impasible mirada de las autoridades.

"Medellín consiguió levantarse hasta convertirse en un destino turístico de primera orden. Pero ahora, ve ese milagro amenazado por unos mal llamados turistas que llegan a la ciudad a hacer lo que no se atreven hacer en sus países: explotar sexualmente a menores", explica crudamente el periodista.

El mercado de la inocencia se adentrará en las redes criminales, algunas de ellas administradas desde Estados Unidos o Europa, para atestiguar cómo los adolescentes entran en el mundo del comercio sexual de Medellín. Un viaje que muchas veces comienza con la venta de su virginidad al mejor postor extranjero.