En un comunicado recogido por Europa Press, se define la última semana de enero como "una de las más nefastas para la especie dentro de la provincia, donde la población lleva años en declive".

Así, tres lobos ingresaban en el Centro de Recuperación de Aves Silvestres (CRAS) de Valladolid, dos de ellos muertos y otro en estado crítico. El cadáver de uno de ellos mostraba "lesiones compatibles con un tiro", mientras que el otro mostraba indicios de envenenamiento. El que aún vive fue encontrado moribundo, con un "grave ataque de sarna".

Además, han añadido que al menos otros dos lobos fueron abatidos en una montería autorizada en los Montes Torozos, mientras que han apuntado que otro ejemplar del mismo grupo familiar fue sacrificado recientemente con la justificación de daños al ganado.

ASCEL y ACENVA han informado de que solicitarán a la Junta de Castilla y León la correspondiente información sobre todos estos casos, reclamando el cumplimento de su responsabilidad como órgano competente para la conservación de la especie.

Las mismas fuentes han recordado que "en líneas generales, los lobos muertos por furtivismo suelen llegar al 50% de la mortalidad legal, por lo que este grupo podría haber sido severamente diezmado", de modo que consideran "una irresponsabilidad y despropósito por parte de la Consejería de Medio Ambiente, responsable de la conservación de esta especie, añadir descastes a los casos de furtivismo".

En opinión de Ascel y Acenva, la Administración regional "sigue sin tomar en serio" la caza ilegal y el uso del veneno, y consideran que "mira para otro lado constantemente ante estos problemas, y que lejos de poner soluciones a estas lacras, permite cazar lobos aunque ya se haya alcanzado el cupo establecido".

Valladolid, han asegurado, cuenta con un cupo cinegético de cinco lobos, y a día de hoy las muertes conocidas de esta especie entre controles autorizados y mortalidad ilegal serían de seis.