Cazalilla vive este sábado el día grande de sus fiestas pendiente un año más del lanzamiento o no de la pava

  • El municipio de Cazalilla (Jaén) vive este sábado el día grande de sus fiestas patronales con la incógnita de si este año habrá o no lanzamiento de la pava, una tradición que se quebró por primera vez en 2016 ante la decisión del Obispado de mantener cerradas las puertas al campanario de la Iglesia de Santa María Magdalena y así impedir que animal fuera lanzado vivo a una plaza repleta de gente deseosa de hacerse con la pava como trofeo.
Vecino con la pava de 2017
Vecino con la pava de 2017
EUROPA PRESS
Vecino con la pava de 2017

El alcalde de este municipio de poco más de 800 habitantes, Manuel Jesús Raya (PSOE), ha indicado a Europa Press que el pueblo está "tranquilo" y "disfrutando de sus fiestas". En esta línea ha recordado que el lanzamiento de la pava ha sido una cuestión popular donde el Ayuntamiento "nada tiene que ver". Ha señalado que desde el consistorio se ha elaborado "un amplio y variado" programa de actividades con motivo de las fiestas patronales y en el que no se encuentra el lanzamiento de la pava.

Pese a la incógnita de lo que pueda pasar, el alcalde lo tiene claro y ha invitado a toda la provincia a visitar durante estos días Cazalilla para vivir sus fiestas patronales. "Es una fiesta muy emotiva y queremos compartirla con todas aquellas personas que quieran acercarse", ha señalado el primer edil.

Este sábado, a las 17,00 horas, está prevista la procesión de San Blas, una imagen a la como el propio alcalde indica, "se le tiene mucha devoción en la comarca". Es después de la procesión cuando tradicionalmente se venía produciendo el lanzamiento de la pava, un rito con 175 años de historia que, según sus defensores, aseguraba suerte y fortuna a la persona que se hiciera con ella, mientras que los colectivos en defensa de los animales lo denunciaban año tras año por el sufrimiento al que se sometía a la pava.

Para este año, la subdelegada del Gobierno en Jaén, Francisca Molina, ha asegurado que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado "garantizarán el respeto a la legalidad vigente" en el festejo de la pava de Cazalilla.

Desde el Obispado se mantiene la misma postura desde 2016 cuando se ordenó el cierre de las puertas de la iglesia después de que el vicario general de la Diócesis, Francisco Juan Martínez, indicara que la pava no volvería a ser lanzada desde el campanario de la iglesia.

Es por eso por lo que el año pasado, los defensores de este festejo se tuvieron que conformar con lanzar la pava desde una terraza, aunque el animal prefirió quedarse por los tejados antes que sobrevolar la plaza. En 2016, fueron algunos vecinos los que pasearon varios ejemplares de este animal por las calles del municipio ante la imposibilidad de hacer efectiva la tradición.

Como también viene siendo habitual, el alcalde ha confirmado que por los hechos de 2017 han sido tres vecinos del municipio los que han sido sancionados, el que soltó la pava en la terraza, el que la cogió y el que la paseó por el pueblo. A cada uno de ellos se le ha impuesto una sanción de 2.001 euros por vulneración de la Ley de Protección Animal y otros 600 euros más por alteración del orden público.

Al igual que ha venido ocurriendo en otras ocasiones anteriores, los vecinos del municipio se han organizado para contribuir a hacer frente a estas sanciones que por pronto pago han contado con una reducción del 40 por ciento.

Desde Pacma, el coordinador en Jaén, Manuel Serrano, ha criticado en declaraciones a Europa Press que la sanción vuelva a ser la mínima en lo que está considerado como una infracción muy grave de Ley de Protección Animal, y cuando la horquilla de multa podría ir hasta los 30.000 euros para a "impulsar" el carácter disuasorio y así impedir que "cometer una infracción resulte más beneficioso al infractor que cumplir con la legalidad".

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