Javier Krahe vuelve con un nuevo trabajo: Querencias y extravíos. Acompañado por un libro de Paloma Leyra que recoge varias Charlas con un vago burlón, el artista presenta en formato de directo 11 fragmentos con un estilo único: el de Javier Krahe.

Dice usted que este disco es más de lo mismo...

Sí. Va de lo que me llama la atención y en clave de humor.

Esta vez ha tardado menos de dos años en grabar.

Ha sido culpa de mis músicos, que me han pillado con trece canciones. A mí me gusta tener material de sobra para elegir, pero ahora tengo que darme más prisa en componer.

¿Qué hace con lo que sobra?

Lo guardo, claro. Esta vez me quedan dos canciones que siempre me han generado dudas. Es algo psicológico, porque no las he desechado.

¿La Mandrágora volverá a dar algún concierto?

Eso no sucederá nunca. Cualquier intento de hacer algo quedaría artificial y cada uno está con sus proyectos. Sabina, por ejemplo, no podría ir a tocar a garitos, como yo, porque se formaría una... (risas).

¿Le afecta la piratería?

Mis discos no están en los top manta, pero se descargan mis canciones. Aunque también sucedía antes con las casetes, no es una novedad. A mí me decían que copiaban mis discos para pasárselos a amigos.

¿Y usted qué les decía?

Yo no estoy en contra de eso, pero sí de que se pongan a fabricar cintas para venderlas, como en el caso del top manta.

¿Qué dice que le gusta tanto a la gente?

Pues una serie de chorradas que me vienen a la cabeza... y van y se ríen.

¿Sigue jugando al ajedrez?

Todos los lunes. Me encanta ir a la partidita, aunque suelo perder.

BIO

Nació en Madrid, en el barrio de Salamanca, en 1944. Fue ayudante de dirección cinematográfica. Se le conoce como cantautor, desde principios de los ochenta, por sus letras de crítica y sátira, al estilo de George Brassens.

* Café Central: Plaza del Ángel, 10. 22.00 horas. 12 €.