La profesora mete las tijeras entre el alborotado cabello de la alumna. Le va a quitar volumen. Están en medio de un grupo de veinte mujeres que observan con atención mientras alguna se toma un té y otras charlan. Es la clase de peluquería de los domingos en la Asociación de Chilenos en España (Aches), en pleno Usera, distrito latino por excelencia.

La mayor parte de estas mujeres trabajan en casas de familias y viven con ellos. Duermen en esas casas durante la semana. Y luego, algunas, los fines de semana no tienen dónde estar», dice Jimena Jara, coordinadora del programa de apoyo a mujeres de Aches.

La idea principal, por la que se creó hace seis años la asociación, era conseguir un lugar de encuentro donde sentirse mejor frente a lo duro que es estar lejos de casa. Hoy no sólo hay clases o apoyo a mujeres, sino que se realizan jornadas, fiestas relacionadas con Chile, ciclos de cine chileno, poesía, teatro y otras tantas actividades. «Hemos importado también la fuerza que tenemos los chilenos para unirnos cuando el Estado no nos da nada», agrega Nélida Molina, vicepresidenta de Aches.

«En Chile, si hay que arreglar la calle, son los vecinos los que se ponen de acuerdo. No existe el estado de bienestar». Aches fue creada por un grupo de mujeres, pero hoy también la integran hombres. No tenían nada y trabajaban, como podían, desde una asociación de vecinos. Actualmente cuentan con local propio y el apoyo del Ayuntamiento. Si algún recién llegado, chileno o no chileno, necesita contactar con gente por trabajo, casa, trámites y todo lo relacionado con la llegada a España, allí encuentra un pequeño paraíso.