¿Quién no se ha atrevido alguna vez a saltar al vacío esperando que alguien aparezca de repente y lo salve de una muerte más que segura? Es el circo de la vida y el tema principal sobre el que gira la exposición de escultura del malagueño Antonio Zamorano.

Este artista, experto hasta la fecha en pintura, se ha dejado seducir por la expresividad del volumen y el espacio de la técnica escultórica. El resultado se puede ver en la sala de exposiciones del palacio del Marqués de Beniel hasta el próximo día 22.

Se trata de un circo fabricado en cobre, pero en el que el espectador descubrirá números sorprendentes y emociones ilimitadas, como si de la vida misma se tratara. No en vano la verdadera vocación de Zamorano al crear estas piezas fue que cada pirueta y acrobacia reflejaran la actitud que tiene toda persona ante el mundo.

La vida misma

Aunque en El circo de cobre no hay espectadores, el visitante de esta muestra se convierte en parte activa de sus números increíbles, de sus glorias y sus fracasos.  Es así como todos nos convertimos en acróbatas y domadores, en equilibristas y payasos. Como en la vida misma.

El arlequín, los trapecistas, el equilibrista con platos y hasta el malabarista de cualquier circo que se precie han abandonado momentáneamente la pista circense para mostrarse estáticos con la mejor de sus caras.

¿Quién no se ha pintado alguna vez una sonrisa o no se ha dibujado alguna lágrima? Señoras y señores, sean todos ustedes bienvenidos al que es considerado el espectáculo más grande del mundo.

* Sala de exposiciones del palacio del Marqués de Beniel. Vélez-Málaga. Viernes de 19.00 a 21.00 h. Gratis.