Ambos títulos, 'O suicidio de Jonas Björklund e outras historias' y 'A ledicia de ler', han sido presentados este jueves en rueda de prensa por parte del director de Galaxia, Francisco Castro, junto con Xosé Manuel Soutullo y Dolores Vilavedra, implicados en ambas ediciones.

Castro ha destacado que la editorial cumple así el objetivo marcado a principios de este año, de "poner en valor" toda la obra de Carlos Casares tanto a través de nuevos formatos como de actualizaciones, además de publicaciones "inéditas" aprovechando los escritos dispersos del autores.

Sobre estas nuevas obras, 'O suicidio de Jonas Björklund e outras historias' recopila historias desde 1965 hasta el 2011 que estaban desperdigadas tanto en libros individuales como en diferentes publicaciones, por tanto, "de difícil acceso".

En estas piezas, relata Soutullo, se observan "los temas literarios de su obra": la violencia, el dogmatismo, la tolerancia o el humor, en los que Casares perfila con ironía a personajes de "verdades absolutas", que "le causaban risa", desplegando "la elegancia y la inteligencia" a través de la palabra.

Casares relata figuras de lo más variopinto: desde la "brutalidad" del maestro en 'Lagarto de Pedra', a paralelismos entre la muerte de Hemingway (una figura crucial en su biografía) con la de un ministro ficticio; a otros en los que plasma el ambiente de "sordidez" y de "falta de motivación" de su época universitaria.

La obra incluye, además, varias piezas redactadas en castellano que sobre todo respondían a encargos al autor, dado que él redactaba en lengua gallega.

CASARES "SE MOJA"

La segunda publicación presentada por Galaxia recopila en más de 800 páginas un total de 440 artículos de crítica literaria que Casares publicó en el diario La Voz de Galicia entre 1975 y 1992, en la sección 'A ledicia de Ler', hasta que pasó a dedicarse diariamente a la columna 'Á Marxe'.

Dolores Vilavedra, especialista y amiga personal del autor, ha señalado que 'A ledicia' formó parte de un proyecto de un "Casares muy lector" en un momento "en el que no había una crítica literaria institucionalizada", comprometiéndose a lo largo de una década con esa construcción.

A partir de 1985, Casares modificaría el tono y se decidió a cambiar el tipo de crítica literaria que escribía, "en la que se moja muchísimo tanto para alabar como para denostar", debido a sus responsabilidades tanto políticas como en la Editorial Galaxia.

"En ese momento de responsabilidad", ha detallado Vilavedra, Casares cambia de registro, mirando "más hacia fuera" y dejando atrás "ese ciclo de la transición", y empezando además a experimentar con nuevas secciones. Todo ello desembocó "de forma natural" en 'A Marxe', columna diaria que el autor mantuvo hasta el día de su fallecimiento .