El pasado mes de septiembre, el Museo Reina Sofía inauguraba la primera de las dos exposiciones dedicada a la colección privada de la que ha sido una de las grandes galeristas de nuestro país: Soledad Lorenzo. Tras el cierre de su espacio en 2012, Lorenzo decidió hacer un depósito –con promesa de legado- al centro de arte madrileño, que ahora atesora 392 piezas de 89 artistas.
En esa primera muestra, titulada Punto de encuentro, se hacía alusión a dos ideas: la concepción de la galería de Soledad como lugar de reunión entre artista y público y, por otro, el nexo de las obras seleccionadas en torno al espacio y la geometría. En ella se daban cita autores tan reseñables como Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies, Txomin Badiola, Guillermo Pérez Villalta, Juan Uslé, Perejaume o Ángeles Marcos.
Clausurada esta cita a finales de noviembre, el museo da la bienvenida ahora a la segunda muestra con la que quiere mostrar al público otra parte de esta interesante y completa colección. Bajo el nombre de Cuestiones personales, este nuevo recorrido se centra en el aspecto narrativo de determinados autores: el del retorno de lo figurativo y las metamorfosis de la representación en las últimas décadas del siglo XX.
La exposición toma como punto de partida el trabajo de dos pintores pioneros en el ámbito del retorno a la figuración: Alfonso Fraile, con quien Soledad Lorenzo inauguró además su galería en 1986, y Luis Gordillo. Ambos representan un mismo modo de entender la pintura: una síntesis de elementos diversos provenientes del informalismo, el arte pop y las corrientes geométricas.
"En esta muestra, primero empieza por dos figuras como Fraile y Gordillo, cuyos principios son muy distintos a los de Palazuelo o Tápies (los protagonistas de la anterior entrega), sobre todo porque en ellos la cuestión de la introspección y la figuración es importante, que es lo que enmarca el discurso y la línea de todos los artistas (de la exposición)", dice en director del museo Manuel Borja-Villel.
A Fraile y Gordillo les siguen obras de Manuel Ocampo, Juan Ugalde, Jorge Galindo, Miquel Barceló, José Manuel Broto o José María Sicilia. Así, hasta 48 obras de 23 artistas componen esta nueva exposición.
"Una colección como la de Soledad no solo nos permite generar diversos discursos y relatos, sino que también tiene que ver con el gusto de una época. Y aquí vemos claramente cómo la galería de Soledad reflejó en los 90 y en principio del siglo XXI cuál era el gusto dominante en el mercado", añade Borja-Villel.
El nexo norteamericano
También destaca Cuestiones personales, por reflejar la apertura al exterior que vivió la galería durante la década de los 90; centrada, fundamentalmente, en la difusión de varios artistas norteamericanos. Aquí aparecen Julian Schnabel como figura más reconocible pero también Victoria Civera, George Condo, Robert Longo, David Salle, Ross Bleckner, Erich Fischl, Paul McCarthy y Tony Oursler.
Aunque Lorenzo siempre se ha definido como una galerista centrada en la pintura, la exposición refleja también su apertura con la llegada del nuevo siglo a nuevos formatos con propuestas de fotografía, videoarte y escultura de artistas de una nueva generación como las españolas Itzíar Okariz y La Ribot, el alemán Philipp Fröhlich, la brasileña Adriana Varejão o la inglesa Georgina Starr.
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