Ya lo decía Alfred Hitchcock en una de sus más célebres películas, La ventana indiscreta: "Nos hemos convertido en una raza de mirones". Para todos aquellos que sienten esa necesidad incontrolable de mirar está pensada la exposición Orden salvaje, abierta al público hasta el próximo 19 de marzo en el hall del madrileño hotel 7 Islas (en la calle Valverde a un paso de Gran Vía).
Su autora, Laura Millán (Sanlúcar de Barrameda, 1979) nos propone un recorrido por diferentes viviendas realizadas en miniatura que muestran escenas cotidianas, algunas surrealistas, otras cómicas y también trágicas. En total 22 piezas para las que ha utilizado diversos materiales como cartoncillo, lija, madera, clavos, acetato, alambre e, incluso, guirnaldas navideñas.
La artista nos ofrece la oportunidad de "espiar" cuatro barriadas: las infraviviendas, grandes edificios, casas bajas e, incluso, casas humanas a las que les salen piernas debajo de los cimientos o brazos por ventanas y puertas (un poco al estilo Alicia en el País de las Maravillas).
Una de las piezas más llamativas es la recreación de un edificio al completo en un gran cajón tipográfico de madera. El espectador puede acceder directamente a todas las escenas o bien, si se esconden detrás de una fachada, asomarse por detrás.
Millán inició este proyecto, al que bautizó como Miniencuadro, casi por casualidad hace ahora diez años apremiada por la falta de un espacio grande para trabajar. Aunque hasta ahora solía presentar sus propuestas en formato cuadro, este salto a la escultura en formato mini le permite jugar con más perspectivas e incorporar el factor sorpresa.
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