Al menos 25 personas han muerto durante los últimos días en las localidades del oeste de la provincia iraquí de Anbar por la explosión de bombas trampa en antiguos pisos francos de Estado Islámico, ahora expulsado de la práctica totalidad de los núcleos urbanos del país.
"Hemos pedido a las autoridades que nos manden a un equipo de artificieros para eliminar las minas y las bombas", ha explicado el alcalde de la recientemente liberada ciudad de Al Rawa, Husein Alí, al Baghdad Today. "La cantidad de explosivos que quedan sin detonar es inmensa", ha añadido.
Dado el peligro, y dado que "ahora mismo solo hay cinco policías en la ciudad", el alcalde ha pedido que se congelen los esfuerzos para el retorno de los desplazados.
"No hay forma de garantizar su seguridad y todas las sedes de Gobierno están destruidas. Pedimos que manden a un equipo especializado para ayudar a las tareas de reconstrucción que está desempeñando el Ejército", ha concluido el alcalde.
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