En la Asociación Gaditana del Taxi, mayoritaria en el sector, no es que les sorprenda el anuncio. Les constaba de primera mano que el Ayuntamiento estaba estudiando las posibilidades de ampliar el servicio de autobuses nocturnos desde hace meses. Pero ahora los cálculos se han traducido en medidas concretas y los taxistas de la ciudad se temen que para los fines de semana se avecina lo peor cuando empiece a funcionar el buhobús en viernes.

Se abre así otro frente de inquietud en la ciudad con la ampliación del buhobús que se une al de los propios conductores de los autobuses. Sin que las organizaciones juveniles, de momento, se hayan pronunciado en ningún sentido sobre si considera necesaria la anunciada ampliación. Si el Ayuntamiento, como se presume, tiene datos de utilización además de los no oficiales que ya se han filtrado en medios como éste, parece que piensa guardárselos para cuando ponga definitivamente en funcionamiento la nueva jornada de los autobuses nocturnos.

El portavoz de los taxistas, Miguel Ángel Millán, da ya por perdido para esta forma de transporte colectivo el público juvenil, al menos en los fines de semana. Y puede que no sea el único público que pierdan, porque la línea 1, la más utilizada por todo tipo de público, también parece que va a funcionar hasta las tres de la mañana.

Así las cosas, a los taxistas, en una ciudad de proporciones limitadas como es Cádiz, les queda por gastar derroche de imaginación y convencer al público que se les va de las ventajas de este medio de transporte.

Miguel Ángel Millán lo tiene claro. Al menos en Cádiz, el taxi resulta económico sobre todo si se toma en grupos de más de dos personas, no hay que esperarlo, y menos en la situación de competencia feroz del autobús urbano, y además deja a la persona prácticamente en el portal de su casa, por lo que muchos padres seguramente inculcarán en los hijos su uso.

Miguel Ángel Millán asegura que ya han planteado sus cuitas al equipo de Gobierno municipal, pero dan por sentado que será para nada. Las opciones son o resignación o imaginación, porque la posibilidad de la protesta no encuentra sentido.

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