Barcelona ya no usa glifosato ni herbicidas químicos en los trabajos de jardinería

Apuesta por los trabajos de jardinería a mano o con maquinaria para proteger la salud de los ciudadanos que disfrutan de las zonas verdes.
Apuesta por los trabajos de jardinería a mano o con maquinaria para proteger la salud de los ciudadanos que disfrutan de las zonas verdes.
Antonio Herreros
Apuesta por los trabajos de jardinería a mano o con maquinaria para proteger la salud de los ciudadanos que disfrutan de las zonas verdes.

Barcelona es una ciudad libre de glifosato a partir raíz de la aplicación de la medida de gobierno municipal aprobada el 2016 que establecía que a partir de enero de 2017 la ciudad no aplicaría ningún herbicida químico en los espacios verdes y la vía pública de la ciudads.

Para conseguir este objetivo, el consistorio estableció un periodo máximo de transición de un año que finalizó el 31 de diciembre de 2016. El plazo para dejar de utilizar totalmente el glifosato era el 1 de enero del 2017, a pesar de que las acciones se desplegarán hasta el 2020.

Uno de los objetivos principales de Barcelona es conservar y mejorar su infraestructura verde para que la naturaleza esté muy presente en la ciudad y beneficie a los ciudadanos. Dentro de esta filosofía se enmarca, no sólo la ampliación y mejora de zonas verdes, sino también que su mantenimiento sea respetuoso con el entorno ambiental y humano.

Desde enero del año pasado, cuando se aprobó la medida para la erradicación del glifosato, el ayuntamiento de Barcelona ha ido eliminando gradualmente el uso de herbicidas químicos en sus trabajos de jardinería. Estos productos tienen como base principal el glifosato, herbicida utilizado para eliminar las hierbas espontáneas, conocidas como 'malas' hierbas.

El resultado, aseguran desde el Ayuntamiento es "una mejora ambiental, con una infraestructura verde más natural y resistente, propiamente mediterránea", y por lo tanto cambiando con el paso de las estaciones, pero también "con importantes beneficios sociales", puesto que se ocupa que el mantenimiento del verde urbano no sea en ningún caso perjudicial para la salud de la ciudadanía.

Hay que tener en cuenta además que del mismo modo que cambian los métodos de control de plagas y enfermedades, las áreas verdes Barcelona también experimentarán un cambio en su paisaje y esta transformación también tiene que ser un cambio cultural.

El plan municipal estará implementado totalmente en 2020. La ciudad ya cuenta con más de 200.000 árboles en trama urbana, y cerca de 40.000 a los parques y jardines; y con un total de 17,71 m2 de superficie verde por habitante.

Nuevas medidas en jardinería

En las zonas donde se tengan que controlar el crecimiento espontáneo de plantas se utilizan sistemas de almohadillado en los alcorques de los árboles, o la plantación de gramíneas y plantas vivaces.

La eliminación de las hierbas espontáneas en algunas áreas concretas se hará de forma manual o con maquinaria específica. Todo este sistema combinado de crecimiento espontáneo de vegetación, diversidad de especies vegetales y erradicación de productos químicos en el mantenimiento de las zonas verdes y la vegetación de la ciudad comporta "toda una serie de beneficios saludables para la ciudadanía y hará que el paisaje tenga un aspecto más cercano a la naturaleza" según aseguran desde el consistorio.

Los ecosistemas naturales creados con estas acciones ayudan a controlar la población de insectos y parásitos de una manera natural y la misma acción de la naturaleza se encarga del cuidado y el mantenimiento en buen estado de la vegetación.

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