Las obras, que se iniciaron en 2005, han provocado diferentes reacciones entre los vecinos de Gràcia. Varios comerciantes culpan a las obras de la pérdida de clientela en sus negocios. Es el caso de Josep Maria Flotats, miembro de la Plataforma de la Plaça Lesseps y dueño de una barbería ubicada en la misma plaza, quien asegura haber perdido clientes por las dificultades que encuentran los peatones para acceder a su comercio. «El peor tratado en estas obras ha sido el peatón, que se topa con vallas y desvíos», se queja Flotats.
En cambio, Isabel Moreno, vecina de la calle Príncep d’Astúries, valora que la nueva plaza esté libre de barreras arquitectónicas y recupere también la pendiente natural.
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