Los restos arqueológicos de la cumbre del Jarramaya, en la Sierra Dobra, son de una fortificación de la época visigoda que data de los años 550 y 650 después de Cristo, y que pudo pertenecer a un campamento de campaña, aunque tampoco se descarta que pudiera ser un asentamiento más estable.

Así se desprende de las investigaciones y excavaciones llevadas a cabo en los últimos meses para determinar la importancia y la época de estos restos, hallados a finales de los años 80 del siglo XX y para los que ahora se solicitará al Gobierno de Cantabria que sean protegidos como Bien de Interés Cultural (BIC).

Los resultados de estas investigaciones han sido presentadas por los arqueólogos que las han dirigido, Javier Marcos y Lino Mantecón, en una rueda de prensa celebrada este martes en el Ayuntamiento de Torrelavega

y a la que han asistido, entre otros, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; del alcalde de Torrelavega, José Manuel Cruz Viadero; el de San Felices de

Buelna, José Antonio González Linares, y el de Puente Viesgo, Rafael Lombilla.

Se trata de uno de los pocos yacimientos al aire libre que se han encontrado en Cantabria procedentes de esta época conocida como el "periodo oscuro" por el "desconocimiento" que sobre ella existe, según han explicado los arqueólogos.

Por el momento se desconoce el poder político al que perteneció este asentamiento y, de hecho, tampoco se ha confirmado totalmente que se trate de un campamento de campaña, aunque es por lo que se inclinan de momentos los arqueólogos ante la "escasez" de restos hallados, lo que aleja la posibilidad de que fuera una estructura más estable.

((Habrá ampliación))