El cineasta salmantino Ricardo Íscar acerca el negocio de la muerte en su nueva obra y critica el capitalismo en el cine

  • VALLADOLID, 19 (EUROPA PRESS)
Valladolid. Fotograma de 'La última feria', de Ricardo Íscar
Valladolid. Fotograma de 'La última feria', de Ricardo Íscar
RICARDO ÍSCAR
Valladolid. Fotograma de 'La última feria', de Ricardo Íscar

El cineasta salmantino Ricardo Íscar se estrena en el certamen La Cabina, de Valencia, el único Festival Internacional de Mediometrajes del mundo, con su última película, 'La última feria', que acerca el negocio de la muerte desde una perspectiva "personal" y "etnográfico-poética" y que se proyectará el 21 y el 23 de noviembre, ambos en pase de tarde.

La feria anual del sector funerario en Ourense se ha convertido en el escenario de este mediometraje documental, una reunión de empresarios españoles y portugueses en torno al negocio de la muerte y al "tabú" social que le rodea.

Sin guion ni "ideas preconcebidas" y a través de la "observación directa", Íscar ha filmado el ambiente de "humor negro" que se respira entre ataúdes de diamantes, forrados con visón y cruces Svarowsky, según ha indicado en declaraciones a Europa Press.

Como resultado, ha obtenido una película que ya se ha hecho con los premios a mejor montaje y mención especial en el Festival de Cine de Alcalá de Henares (Alcine) 2016 y el premio al mejor mediometraje en el Festival Internacional de Cine Documental de Uruguay (Atlantidoc) 2016.

La muerte en una sociedad cristiana es un "tema tabú", prueba de ello es que los camposantos se mantienen "alejados" de las ciudades, ha asegurado el cineasta, quien ha añadido que existe "toda una industria funeraria" alrededor de la muerte, algo que para él resulta "muy clarificador", puesto que "el comercio y el capitalismo nos acompañan hasta el final".

Por otro lado, ha aclarado que su cinta también puede interpretarse de una perspectiva "etnográfica" sobre la "tribu" de las familias propietarias de funerarias, pues muestra cómo un trabajo "determina" tanto la cultura como el círculo en el que uno se mueve.

VENTAJAS DEL GÉNERO DOCUMENTAL

Aunque Íscar comenzó haciendo cortos de ficción se escoró paulatinamente hacia el cine-ensayo para desembocar en el cine documental, lo que el califica como "el cine de lo real", donde ha desarrollado hasta ahora su obra. Este género, ha asegurado, le brinda la oportunidad de "vivir otras vidas" y "satisfacer una gran curiosidad" por todo aquello que le rodea.

Sus creaciones le han llevado hasta la selva de Camerún; a filmar con los pescadores en el sur de Huelva; a convivir con los beduinos, en Israel; al delta del Paraná, en Argentina, o la feria funeraria en Ourense, entre otras.

Esas realidades "abren" su mente y "satisfacen" ese "hambre" de conocimiento. Además, ha añadido, el documental es una herramienta que aúna muchas de las artes y que a la vez no está "demasiado confinada" a una "dogmática" ni a una "jerarquía de trabajos", como le ocurre a la ficción.

Sin embargo, no ve una separación antagónica entre el cine documental y la ficción porque ambos son cines "narrativos" y "beben" de las mismas fuentes. El documental, ha explicado, tampoco muestra la realidad de forma "totalmente objetiva", sino que se trata de una de ficción con elementos reales, puesto que el trabajo final no deja de ser un "relato muy personal y subjetivo".

CRITERIOS LIMITADORES DE LA INDUSTRIA

Aunque en este caso haya "dado a luz" a una cinta de 36 minutos, Íscar ha confesado que nunca piensa en la "altura del niño antes de parirlo" ni establece "separaciones drásticas", puesto que diferenciar entre corto, medio y largometraje es un "criterio limitador" que obedece a la "política cartesiana" de la producción industrial, a la que los cineastas deben someterse "en contra de su voluntad".

Dividir las obras audiovisuales según su duración es una separación "muy artificial" que no tiene "ningún sentido" más allá de "empaquetar, organizar y compartimentar" el cine, ha apuntado Íscar y ha añadido que la longitud no debería ser una "condición", sino una "simple característica".

De acuerdo con este criterio, el mediometraje "parte con una pequeña desventaja" respecto a sus hermanos, aunque hoy en día el "problema" es común a la totalidad del cine frente a una televisión y un Estado que "ignoran" la cultura, ha lamentado el director. Los cineastas, ha agregado, tienen "muy pocas ventanas", por eso los festivales se presentan como una de las "pocas" lanzaderas que existen para exhibir productos culturales y llegar a un público "ávido" de estos contenidos a los que "apenas" tienen acceso.

La "cultura cinematográfica" ha "desaparecido" de la televisión, ha sentenciado Íscar, puesto que la pequeña pantalla ha "dado la espalda" al cine "creativo, artístico y de autor", al igual que no tienen cabida aquellas películas que no sean del todo comerciales, lo que "favorece" a la industria y a las grandes empresas, pero no a los autores.

Por el contrario, a juicio de Ricardo Íscar, la sociedad debería estar "orgullosa" de sus cineastas, al tiempo que las televisiones deberían "apostar" por obras diferentes, "abrir nuevos caminos" y "ampliar los horizontes".

Tampoco el Estado ni las Comunidades Autónomas apoyan la cultura de una manera "decidida", ha apuntado, mientras que la financiación es "prácticamente inexistente" debido a las "draconianas" condiciones para optar a las subvenciones. "Parece que todo en España está hecho para impedir el cine más que para facilitarlo", ha lamentado el cineasta salmantino.

Por último, aunque ha reconocido que es "muy difícil" vivir del cine par él se trata de una profesión en el sentido "más estricto", a pesar de no recibir retribución por ello, una circunstancia que "no tiene por qué definir la vocación", ha concluido.

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