La actuación se inició cuando los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de Burriana tuvieron conocimiento por parte de un vecino de Betxí de que cuatro de sus perros habían muerto tras ser atacados por otros dos canes, que habían accedido al interior de su finca mediante el levantamiento de la valla perimetral en un punto determinado.

Los agentes lograron localizar en una finca distante unos 250 metros del lugar del hecho a dos pitbull terrier cuyo dueño, al serle requerida la documentación correspondiente, sólo aportó una licencia administrativa que no le habilitaba para tener animales potencialmente peligrosos. Al propietario se le imputan los delitos de daños y maltrato animal.

Asimismo, los guardias civiles averiguaron que los perros atacantes no se encontraban inscritos en el censo municipal de Betxí y que no se disponía de permiso municipal para el vallado con obra de la finca.

Igualmente, se pudo apreciar que el cercado no ofrecía las "condiciones idóneas" de seguridad para la tenencia de animales considerados potencialmente peligrosos, pues se había producido la escapada continua de los canes, que habían causado daños y la muerte de los cuatro perros.