La inmigración ilegal centra las primeras sesiones de la Cumbre euroafricana

  • El presidente Zapatero propuso un pacto euro-africano que garantice la escolarización infantil.
  • El líder libio Muamar al Gaddafi instó a Europa a elegir entre "devolver los recursos" expoliados a África durante el colonialismo o "invitar" a los africanos a vivir en sus países.
  • La presencia del polémico presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, motivó la ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown.

La II Cumbre euro-africana está repasando las relaciones internacionales entre la Unión Europea y los estados africanos. Lisboa está siendo el escenario de algunas promesas y un profundo intercambio entre diferentes países a fin de trazar puentes comunes que ayuden a mejorar la situación de los países en desarrollo.

La inmigración ilegal se ha convertido en uno de los ejes principales de las primeras sesiones. De hecho, el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue el "orador principal" por parte europea en esta cuestión, quiso dejar claro que la inmigración ilegal es "el dramático resultado de un fracaso colectivo, al tiempo que propuso un pacto euro-africano que garantice la escolarización infantil, genere empleo para los jóvenes y mejore las infraestructuras en África.

A modo de autocrítica, señaló que, a pesar de los esfuerzos, "la Unión Europea no ha estado a la altura de las circunstancias". Todas las intervenciones se desarrollaron a puerta cerrada, y Zapatero, según fuentes del Gobierno español, comenzó su alocución con un "seamos claros". Quien sí fue 'claro' fue el presidente de Senegal, Abdulaye Wade, que dijo que el acuerdo migratorio con nuestro país "es un modelo a seguir" para luchar contra la inmigración clandestina de los africanos hacia Europa, aunque, en todo caso, "no hay que olvidar el fondo del problema", que en general es la diferencia de desarrollo y, en concreto, el número personas que llegan a Senegal desde otros puntos del continente para emigrar.

Reproche de Gadafi

Uno de los momentos fulgurantes y de mayor tensión se produjo durante la intervención de Muamar al Gadafi, que tomó la palabra en nombre del continente africano. En esta coyuntura, el líder libio reprochó a los gobernantes europeos su política internacional, instándoles a elegir entre "devolver los recursos" expoliados a África durante el colonialismo o "invitar" a los africanos a vivir en sus países. Incluso dio por sentado que si le dieran mil millones de euros "no exportaría inmigrantes".

Este envite fue tomado como una afrenta por parte del Gobierno español que, en boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, matizó estas palabras asegurando que "no es suficiente" la ayuda financiera para el desarrollo de África a pesar de ser "importante". Para el dirigente socialista hace falta una política integral en la que iniciativas públicas como la formación de personas pueden facilitar la modernidad de muchos de estos países.

Quien tampoco perdió oportunidad para hablar de Gadafi fue el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien defendió la oportunidad de la entrevista que prevé mantener con Gadafi, aunque eludió juzgar las declaraciones en las que éste pide cuentas a Europa por su pasado colonialista. Preguntado al respecto, Sarkozy afirmó que no tenía "nada" que responderle.

Visita polémica de Mugabe

La Cumbre, que según el actual presidente del Consejo de Ministros de la Unión Europea, Luis Amado, "rompe el hielo" en las relaciones entre los dos continentes, estuvo precedida de algunas críticas por la presencia del polémico presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, que llegó en las horas previas casi de incógnito. Este fue el hecho que motivó la ausencia del primer ministro británico, Gordon Brown. La canciller alemana, Angela Merkel, encargada por parte de europea de intervenir en el debate sobre derechos humanos, salió en defensa de los estados democráticos europeos y alertó que la situación interna de Zimbabue está deteriorando "la imagen del conjunto del continente africano".

En otro orden de cosas, la ONU pidió con urgencia ante la cumbre UE-África que congrega a 80 países en Portugal la formación de una fuerza de pacificación en Darfur, mientras la Troika comunitaria insistió ante Sudán en que no le ponga obstáculos. Así, la vicesecretaria general de Naciones Unidas, Asha Rose Mirigo, recordó en la cumbre la difícil situación que atraviesa esa región del África Oriental, en conflicto desde hace cuatro años, y subrayó la necesidad de organizar una fuerza que incluya helicópteros y pueda desplegarse con rapidez. Por su parte, el primer ministro italiano, Romano Prodi, anunció que su Gobierno lanzará un fondo de 40 millones de euros para apoyar las acciones de la Unión Africana (UA) en pro de la paz y la seguridad en este continente.

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