El independentismo catalán se resquebraja a las puertas del 21-D

Carme Forcadell, minutos antes de la reunión de la Comisión Permanente del Parlament.
Carme Forcadell, minutos antes de la reunión de la Comisión Permanente del Parlament.
EFE
Carme Forcadell, minutos antes de la reunión de la Comisión Permanente del Parlament.

El procès flaquea, se desinfla, y lo hace a las puertas de unas elecciones decisivas para el futuro de Cataluña, impuestas a golpe de 155 y con las manecillas del reloj corriendo en contra. La unidad de los partidos independentistas se ha resquebrajado en las últimas semanas con medio Govern cesado entre rejas y cuatro exconsellers acompañando a Puigdemont en su exilio político en Bruselas. Finalmente, cada una de las formaciones concurrirá a los comicios del 21 de diciembre por separado, a pesar del empeño del expresidente de la Generalitat de atraer a su socio de Gobierno como ya ocurrió hace dos años, después de que la ilusión por un referéndum los uniera bajo el paraguas de Junts Pel Sí.

Esta incapacidad para crear un frente común independentista evidencia el desgaste de los líderes de la causa. Forcadell, presidenta del Parlament y uno de los rostros más visibles del procès, renegó de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) en la sede del Tribunal Supremo. Ella no es la única que ha transformado su discurso estos días. Puigdemont ha cambiado de estrategia al deslizar la idea de que la República no es la única solución al conflicto. Todo, mientras ERC sostiene que el Govern no estaba preparado para desarrollar la independencia.

Puigdemont afloja la tensión sobre la DUI

Hubo un tiempo en que la DUI se presentaba como el único objetivo del destituido Govern. Pero el lunes, el expresidente catalán aseguró al periódico Le Soir que "siempre es posible" una vía diferente. "He trabajado durante treinta años para obtener otro anclaje de Cataluña en España", manifestó en una entrevista en la que recalcó estar dispuesto a aceptar "la realidad de otra relación con España". Esas afirmaciones se producían unos días después de que Forcadell acatara el 155 en el Alto Tribunal y restara valor jurídico a la DUI. A ella se sumaron el resto de miembros de la Mesa del Parlament, lo que les valió una fianza para eludir la prisión. Una postura que muchos tildaron de "traición" al independentismo.

Ahora, sin embargo, son muchas las voces que se atreven a aceptar en público las limitaciones del procès. Clara Ponsatí, una de los exconsellers que permanecen en Bruselas, dijo el domingo que el "Govern no estaba suficientemente preparado para aplicar la independencia". Una idea que suscribió el lunes ERC a través de su portavoz, Sergi Sabrià. El primero en admitirlo, no obstante, fue Josep Lluís Salvadó, secretario de Hacienda catalán, en una charla a puerta cerrada que se filtró a la prensa a principios de noviembre. "Cualquiera con dos dedos de cerebro lo sabe". Esa conversación tuvo lugar en agosto, más de un mes antes de la celebración del 1-O.

División entre ERC, PDeCAT y la CUP

La CUP y ERC dieron este fin de semana la espalda a la apuesta del PDeCAT por una lista única y unitaria para las elecciones del 21 de diciembre, de manera que cada uno de ellos se presentará a los comicios "ilegítimos" por separado. La formación anticapitalista y radical dejó en las manos de los militantes la decisión. Y los más de 1.000 que asistieron a la asamblea el domingo dieron una respuesta contundente: se decantaron por rechazar una lista conjunta con el PDeCAT y pesó el ir en solitario.

El portazo de ERC al partido heredero de Convergència llegó el mismo día, cuando aprobó los primeros puestos de sus listas, lideradas por el exvicepresidente catalán Oriol Junqueras por Barcelona. Se trata de una lista "transversal y abierta", en palabras de Sergi Sabrià, que incluye los nombres de los exconsellers cesados Mertixell Serret, que irá por Lleida, y Dolors Bassa, que lo hará por Girona. Uno de los puestos queda reservado para Carme Forcadell, a la espera de que tome una decisión sobre su futuro político, ese que, de retomarlo, se comprometió a ejercer dentro de la legalidad, como dijo en el Supremo. Ante este panorama, el PDeCAT apuesta por una lista bajo el nombre Junts per Catalunya, encabezada por Puigdemont, con exconsellers presos o en Bélgica y que permita incorporar a independientes para evitar la previsible debacle el 21-D. La Junta Electoral, además, validó el lunes cinco coaliciones.

Los separatistas sufren el descrédito de la UE

Los principales líderes europeos cerraron filas en torno a Mariano Rajoy desde el principio: Emmanuel Macron, presidente de Francia; la canciller alemana Angela Merkel, así como Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, apoyaron su gestión salvo las cargas policiales, que coparon las portadas de los diarios el 2-O. Desde entonces, el discurso de los secesionistas, que durante un tiempo encontraron en la prensa extranjera su altavoz, ha perdido apoyos. Solo los nacionalistas flamencos respaldan sus argumentos. En este sentido, el presidente del Parlamento flamenco, Jan Peumans, lamentó el lunes que la UE "se niegue a mediar" el mismo día en que Tajani, su homólogo en Europa, lo rechazó de lleno: "Es un conflicto español, no europeo".

Los funcionarios acatan el 155

Fueron muchos los llamamientos a la insumisión y a la desobediencia civil que trasladó la Generalitat días antes de la aplicación del artículo 155, con Raül Romeva, exconseller de Asuntos Exteriores, a la cabeza del boicot. Pero los empleados públicos de la Administración catalana han acatado la aplicación de ese artículo de la Constitución sin altercados ni incidencias en este tiempo. Es más, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios(CSIF) mantiene activo un protocolo de actuación a través del que denunciar las órdenes que vulneren el ordenamiento jurídico.

¿Y la calle?

El ruido de las caceroladas y el clamor de las manifestaciones fue rutinario un tiempo, con el referéndum ilegal y la represión policial todavía en el recuerdo. Se retomó poco después, una vez la Audiencia Nacional envió a prisión a los líderes de la ANC, Jordi Sànchez, y de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, y se incrementó cuando Junqueras y siete miembros del ex-Govern ingresaron en Estremera y Alcalá Meco. La respuesta de la calle, sin embargo, decayó con la última huelga general: los meses de movilizaciones (desde octubre para rechazar la respuesta del Gobierno y pedir la libertad de los presos políticos) hicieron mella. El independentismo resucitó levemente el sábado, cuando 750.000 personas, según la Guardia Urbana, tomaron el centro de Barcelona ante los consejos de Puigdemont, que les instó a través de Twitter a seguir "muy activos".

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