El PSC busca el voto catalanista y de izquierda no independentista para ser segundo el 21-D

El primer secretario y candidato de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
El primer secretario y candidato de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.
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El primer secretario y candidato de los socialistas catalanes, Miquel Iceta.

El PSC sueña con liderar la oposición en Cataluña tras el 21-D y con recuperar la segunda plaza en el Parlament, posición que mantuvo entre 1980 y 2010 y que perdió en 2012 y 2015, primero a manos de ERC y después de Ciudadanos. El pronóstico es quizá optimista, porque los sondeos colocan a los socialistas catalanes por detrás de ERC y Ciudadanos, pero Miquel Iceta tiene clara su estrategia y está dispuesto a poner toda la carne en el asador.

El mensaje central que se quiere trasladar hasta las elecciones, explican cargos de la dirección del partido a 20minutos, es que el PSC es la formación capaz de reunir mayorías amplias, desde la izquierda hasta el centro, que rechaza el frentismo y reivindica el catalanismo, y que puede recuperar todo lo que el desafío independentista ha puesto en riesgo: la serenidad en la política, la estabilidad en la economía y el prestigio internacional a Cataluña.

Los socialistas llevan dejándose escaños en las autonómicas desde 1999. Tenían entonces 52. Después vinieron los 42 de 2003, los 37 de 2006, los 28 de 2010, los 20 de 2012 y los 16 de 2015. Subir a la segunda plaza significaría revertir la tendencia y, más importante aún, encarar el día después desde una perspectiva mucho más favorable. Porque lo evidente es que el debate sobre pactos postelectorales es un verdadero quebradero de cabeza.

"El presidente de todos"

Iceta lo apuntó ya el sábado ante el Comité Federal del PSOE: quiere ser el presidente "de todos" los catalanes, tender la mano para superar "la división y la ruptura", y ha decidido poner en práctica esa hoja de ruta antes de que se abran las urnas. En las listas del PSC, dijo, hay "democristianos y comunistas, ¡y a mucha honra!", porque en un momento "excepcional" comentan en la dirección del partido, es clave que "gente diversa" pueda "entenderse".

En línea con esa "transversalidad" defiende el PSC su pacto con Units per Avançar, formación heredera de Unió que ocupará un puesto de salida –Ramon Espadaler será el tres por Barcelona– y otros con opciones –Montserrat Surroca, dos por Girona, y Joan Caballol, tres por Tarragona–. Para compensar esa alianza, han entrado en puestos simbólicos de las planchas figuras de la izquierda como el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo y la filósofa Victòria Camps, entre otras.

"La idea es construir mayorías amplias antes y después del 21-D, desde la izquierda hasta el centro, e identificando al PSC con la defensa del catalanismo, las instituciones autonómicas y el autogobierno catalán", explica un integrante de la dirección del partido. El sábado, Iceta se identificó con valores como el sentido común, la concordia, la estabilidad, la preparación, la claridad, la certidumbre, la sinceridad, la confianza y la esperanza. Ese es el mensaje.

Ni inmovilismo ni rupturismo

Los socialistas llaman así a superar el "fracaso sin paliativos" de los independentistas y a huir del "frentismo" y del "inmovilismo" de Ciudadanos y PP. "Vamos a ofrecer soluciones y no sólo a hacer un discurso a la contra de los independentistas. ¿Qué ofrecen Arrimadas o Albiol más allá del no al independentismo?", comenta un cargo del PSC. En lo territorial, la reforma constitucional será la propuesta estrella, y en lo social, la llamada a reducir la desigualdad.

Así pues, Iceta se propone encabezar una tercera vía que cosa el desgarro entre Cataluña y el resto de España y encabece políticas progresistas. El PSC, subrayan fuentes del partido, será el partido que se identifique con la legalidad, la convivencia, la estabilidad institucional, el progreso económico y la recuperación del reconocimiento a nivel internacional de Cataluña. "De Junts pel Sí a Junts pel seny", sintetizó el sábado el candidato.

Esa apelación se extenderá a sectores del electorado que desbordarán el caladero habitual del PSC: "A la gente desencantada de Convergència, porque el PDeCAT está en caída libre", comenta una diputada, que cree que tras el fracaso de la aventura independentista, los catalanistas moderados podrían dar un voto de confianza a Iceta, o a "la gente de ICV o EUiA" a la que "no le ha gustado que Colau rompa con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona", añade.

La izquierda no independentista

Y es que los socialistas creen que la decisión de Barcelona en Comú (BComú) de romper la coalición del gobierno en la Ciudad Condal puede beneficiarles. El PSC es muy crítico con Colau por haber adoptado esta vía –"era una institución que funcionaba y el único pacto de izquierdas importante que quedaba en Cataluña", dice una dirigente–, y espera que se acerquen al PSC los sectores más moderados de ICV, EUiA y Podem –integrados en BComú–.

"Colau dice que ni declaración unilateral de independencia (DUI) ni 155, pero a la hora de la verdad se manifiesta con los de la DUI, rompe con nosotros, que tampoco queríamos el 155, y va a acabar gobernando con los de la DUI. Hay gente de ICV a la que eso no le va a gustar", insiste un miembro de la dirección del PSC. Figuras como Lluis Rabell –candidato de Catalunya Sí que es Pot en 2015– y Joan Coscubiela ya han criticado en público la ruptura.

De hecho, tanto Jaume Collboni –líder del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona– como Miquel Iceta han apelado reiteradamente al 45% de inscritos de BComú que se decantaron en la consulta vinculante por mantener el pacto. "Entre un gobierno de izquierdas y ceder ante Alfred Bosch (ERC) y Xavier Trias (PDeCAT), han elegido lo segundo. Quiero agradecer al 45% que ha votado en contra de romper", escribió el primer secretario en Twitter.

Pactos endiablados

El objetivo del PSC, por tanto, es sumar suficientes apoyos entre sus tradicionales votantes, catalanistas moderados desencantados con la deriva independentista de la antigua Convergència y la falta de rumbo claro del PDeCAT, y gentes de izquierdas no independentistas que no se fían de los comunes, como para alcanzar la segunda posición y liderar la oposición ante ERC, cuya victoria, y además por amplio margen, se da por segura.

Que Ciudadanos quedara por delante del PSC sería una mala noticia para los socialistas, que creen que todas las presiones irían encaminadas a forzar un pacto de las formaciones constitucionalistas, lo que "dinamitaría los puentes" e instalaría la política catalana en una "dinámica de frentes". "No son formaciones catalanistas y que estén por la mejora del autogobierno, sería muy complicado apoyar a Ciudadanos e investir a Arrimadas", comentan fuentes del PSC.

Tampoco gusta a los de Iceta el escenario que plantea Podemos –el pacto a tres ERC-PSC-comunes–. "ERC tendría que renunciar a la independencia y al referéndum, y aún así sería muy difícil entenderse con ellos", apunta un cuadro socialista, que ve todavía más complicada esta vía tras la ruptura con Colau. Preguntado por las palabras de Iceta, que no lo descarta en un libro recién publicado, replica que lo dijo antes de la DUI y en un plano "teórico".

Así pues, el PSC se centra en captar a los desencantados con la deriva independentista de la izquierda y a quienes rechazan la vía unilateral del procés con el objetivo de recuperar el liderazgo de la oposición. ¿Y a partir de ahí, qué? "Todo estaría muy abierto. Hablar de pactos por ahora es pronto, pero por lo menos forzaríamos a los comunes y al resto de partidos a definirse y dejar claro quién está por aportar soluciones", resumen fuentes socialistas.

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