Estas aves se caracterizan por su belleza, tamaño y el espectacular pico con una bolsa extensible de color amarillo que emplean para alimentarse, destaca el recinto en un comunicado.
Los pelícanos llegaron al parque con ciertas costumbres que debían modificar, por lo que la implicación del equipo de aves del Oceanogràfic ha sido fundamental para el proceso de adaptación. De esta forma, los cuidadores se han ganado su confianza durante estos días para hacer más fáciles sus rutinas diarias.
A pesar del poco tiempo que llevan los nuevos pelícanos en el recinto, los trabajadores ya han constatado avances en su comportamiento. El objetivo de los cuidadores es conseguir que los animales respondan de manera autónoma a sus instrucciones, como acudir a recibir la comida o el control de peso y el del plumaje.
"Hay que tener mucha paciencia, ya que es un proceso complicado", ha relatado la jefa de aves del Oceanogràfic, Noemí Sanchis, para incidir en la necesidad de trabajar "día a día" para ganarse su confianza y lograr que los animales les hagan caso.
El pelícano blanco mide unos 170 centímetros pero su envergadura de ala llega casi a los tres metros. Se caracteriza por ser de color blanco-rosado, con las plumas del borde de las alas negras, y cada ejemplar ingiere una media de un kilo de pescado diario.
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