El historiador y escritor francés Ivan Jablonka reconstruye en su último libro Laëtitia o el fin de los hombres el caso de la joven Laëtitia Perrais, que fue violada, asesinada y descuartizada en Francia en 2011, un crimen que se convirtió en un asunto de Estado.

Laëtitia Perrais tenía 18 años cuando fue violada, asesinada y descuartizada la noche del 18 de enero de 2011; dos días después, la Policía detuvo al asesino pero se negó a confesar dónde había escondido el cadáver, que tardó semanas en aparecer.

El entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, en un gesto de oportunismo populista, apuntó hacia los jueces y las fisuras del sistema judicial porque el asesino acumulaba un largo historial de detenciones previas.

Se podría decir que fue Sarkozy quien se inventó a Laëtitia, que fue escogida entre todas las mujeres víctimas de violencia por varios intereses políticos: le permitía atacar a los jueces, reclamar un endurecimiento de la ley penal e instrumentalizar el miedo entre la población", ha apuntado Jablonka.

Recomponiendo las piezas del puzzle, Laëtitia o el fin de los hombres (Anagrama) aborda el macabro crimen, la reacción política, social y judicial, la personalidad del asesino y la investigación policial, pero, "sobre todo, reconstruye la historia de la chica asesinada a través de sus mensajes en las redes sociales, del testimonio de su hermana gemela y del entorno en el que vivió".

En las páginas del libro se mezclan géneros literarios: "He intentado trabajar en la frontera del género histórico, las ciencias sociales, la investigación, la biografía, la novela negra y espero que también en la literatura".

A través de sus páginas libro emerge la figura de alguien que llevaba mucho tiempo padeciendo la violencia masculina: "hija de un padre que abusaba de su mujer, adoptada por una familia cuyo progenitor violó a varias chicas, incluida su hermana, Laëtitia ya era, mucho antes de saltar a los titulares de los periódicos, una víctima".

Los relatos de crímenes siempre tienen como protagonista al asesino, señala Jablonka, que ilustra esta tendencia con un ejemplo español: "A todos nos suena Franco, pero nadie es capaz de citar los nombres de las trece rosas" y por esta razón quiso poner el foco en la víctima, en su ausencia".

La desaparición de Laëtitia "ilumina cuál es el papel del poder, de los medios y cómo funciona la justicia" y al mismo tiempo "revela una Francia invisible, una Francia periurbana entre las grandes ciudades y el campo de la que nunca se habla en la política, ni en los medios, como aquí hay una España invisible".

El libro demuestra, asegura su autor, que "vivimos en un mundo en el que las mujeres son insultadas, golpeadas y violadas" y cuando una chica de 18 años es violada y asesinada de esta manera "no es una pura anécdota, ni un suceso, es un hecho social histórico".

La vida de Laëtitia ilustra, según Jablonka, "la vulnerabilidad de los niños y la violencia de la que son víctimas las mujeres, dos plagas mundiales".