Cai Guo-Qiang: El Greco huele a pólvora en el Museo del Prado

  • La pinacoteca estrena la primera exposición en la que un artista contemporáneo concibe obra inédita y creada 'in situ' para el museo.
  • León de Oro en la Bienal de Venecia de 1999, este artista chino es mundialmente conocido por sus trabajos con pólvora.

Cuando era tan solo un estudiante, en Cai Guo-Qiang (Quanzhou, provincia de Fujan, China, 1957) se despertó la fascinación por las pinturas del Greco. No fue hasta 2009, cuando ya superaba los 50 y se había convertido en un artista mundialmente famoso, cuando Cai tuvo la oportunidad de acercarse al espíritu de su maestro reconstruyendo el viaje personal y artístico del Greco desde su Creta natal, pasando por Venecia y Roma, y terminando en Toledo.

De esta pasión y unión entre los siglos XVI y XXI nace ahora El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado, la primera exposición en la que un artista contemporáneo concibe obra inédita y creada in situ para el Museo del Prado.

León de Oro en la Bienal de Venecia de 1999, este artista chino es sobre todo conocido por sus trabajos con pólvora. Utiliza pequeñas cantidades para originar pequeños 'big bang' con los que pinta sus lienzos y también cantidades industriales para crear majestuosos espectáculos como los que abrieron y cerraron las ceremonias de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.

Su técnica es un arte y requiere de todo un proceso de elaboración medido casi al milímetro: elegir la cantidad de pólvora adecuada, el color del humo que va a generar, donde debe caer más o menos... y para ello necesita también de un grupo de colaboradores que le ayudan a colocar las plantillas, los cables, la pólvora o los pesos. Hay una dosis de riesgo, también de improvisación, algo que va ligado a todo proceso creativo según el artista. "La pólvora se asocia a los atentados y a las guerras, pero también puede producir belleza y esperanza", ha señalado durante la presentación de esta muestra.

Residencia en el Salón de Reinos

Así lo ha puesto de manifiesto estas últimas semanas en el Salón de Reinos del Prado, majestuoso espacio donde ha trabajado en ocho de las 27 obras que pueden verse en esta exposición. Rodeado de imágenes del Greco que le han servido como fuente de inspiración y enfrentando la tradición de los grandes maestros con su innovadora técnica, hace solo dos días daba por finalizado el cuadro que da nombre a la exposición, El espíritu de la pintura, una obra de escala monumental (18 metros de largo x 3 de ancho) que ya luce en la sala C de la pinacoteca.

Entre las ocho obras realizadas durante esta residencia artística y las 19 creadas en su estudio de Nueva York (donde vive actualmente), se incluyen varios dibujos en cajas de cerillas, obra de su padre, Cai Ruiqin, quien le encaminó hacia la pintura así como los materiales preparatorios de El espíritu de la pintura.

Sobre esta iniciativa pionera para el Prado, su director Miguel Falomir, explica: "El Prado siempre ha servido de inspiración a artistas, desde Manet, Renoir o Bacon. Es nuestra obligación estar abiertos a los creadores y alentar el diálogo entre los nuevos y los viejos artistas".

Como complemento perfecto a estas fascinantes creaciones, en la sala D se proyecta una pieza documental de 20 minutos dirigida por la realizadora Isabel Coixet, que recoge el proceso creativo y la producción que ha llevado a cabo el artista. Rodado en 4K, ha sido grabado entre Nueva York, Long Island, Madrid, Valencia y Toledo y tendrá también una versión más larga de 60 minutos que se estrenará el próximo invierno.

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