Un jurado juzgará en la Audiencia de León, del 19 al 25 de octubre, a D.S.G., un vecino de la localidad leonesa de San Juan de Paluezas, acusado de asesinar a su sobrino con una escopeta en octubre de 2015 por una disputa por una herencia y para el que el que el fiscal pide 20 años de prisión.

Según el escrito de calificación provisional del ministerio público, los hechos, motivados por una disputa familiar por una herencia relativa a un soto de castaños, ocurrieron el 9 de octubre de 2015, cuando el supuesto autor cogió de su vivienda una escopeta de calibre 12, para la que tenía licencia, y cuatro cartuchos, estuvo en un bar y luego se dirigió al castaño perteneciente a la herencia de sus padres, aún sin dividir.

Desde hacía más de 40 años era su hermana quien lo cuidaba y recogía sus frutos con la ayuda en los últimos años de su hijo, que acabó siendo la víctima.

Una vez en el lugar, según la fiscalía, el acusado dejó la escopeta preparada para disparar y, ayudado de una linterna, recogió seis kilos de castañas.

Sorprendido por su sobrino, de 36 años, le disparó causándole la muerte en el acto, según se fija en las calificaciones de la fiscal.

Minutos más tarde, el acusado telefoneó desde su móvil al Servicio de Emergencias 112 para alertar de lo que había pasado y a continuación se dirigió a las dependencias de la Guardia Civil en Ponferrada (León) para entregarse.

La fiscalía califica los hechos como un delito de asesinato, en el que establece la alevosía, por lo que pide imponer al acusado la pena de 20 años de prisión, la privación del derecho a residir en San Juan de Paluezas y una indemnización de 60.000 euros para la madre de la víctima y 20.000 euros para cada uno de sus tres hermanos.

Por su parte, la defensa niega que se trate de un asesinato con alevosía y asegura que aquella noche el acusado no salió de casa con intención de matar a su sobrino y que cogió la escopeta porque días atrás había avistado un zorro.

Según su versión, cuando se topó con su sobrino y éste le recriminó que recogiese sus castañas, la víctima le agarró y amenazó de muerte y que incluso trató de irse del lugar para evitar males mayores, aunque cuando se dirigía hacía su coche su sobrino arremetió de nuevo contra él.

Fue en ese momento cuando, según la defensa, cogió la escopeta del capó de su coche debido a que pensaba que su sobrino podía estar armado y disparó con la intención de asustarle pero en ningún caso de hacerle daño.

Por tanto, califica los hechos como un delito de homicidio imprudente por el que pide un año de cárcel para el acusado y, alternativamente, un delito de homicidio penado con cinco años.