Esa "prolongada incertidumbre" sobre Cataluña que el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió hace días que "pesaría sobre la confianza y las decisiones de inversión" en España, de momento, no ha pesado lo suficiente como para cambiar los augurios económicos que realiza trimestralmente el organismo monetario sobre nuestro país.

El FMI, en su Informe de Perspectivas Mundiales de otoño presentado este martes, mantiene el 3,1% de crecimiento previsto para España para 2017 y eleva una décima el avance estimado para el próximo año (2,5%). Entre los países avanzados, la economía española será la que más crezca en ambos ejercicios, por delante de los grandes países de la eurozona, de Japón, de Reino Unido, de Canadá y de Estados Unidos.

Maurice Obstfeld, director de investigación del FMI, ha expresado sin embargo en la rueda de prensa de presentación del informe la "profunda preocupación" del organismo con la situación catalana y un "probable" efecto contagio en otros países europeos. "Solo podemos esperar una negociación de las partes porque supondría una ganancia potencial para ambas".

El organismo dirigido por la francesa Christine Lagarde reduce además cuatro décimas la inflación prevista para 2017 (hasta el 2%) y recorta también la tasa de desempleo esperada en España al 17,1% en 2017 y hasta el 15,6% para finales de 2018.

No se olvida el FMI de recomendar a España atajar la dualidad laboral, una debilidad perenne para el organismo que incide siempre que puede en ello. En análisis previos proponía igualar las indemnizaciones de despido de temporales y fijos, así como introducir el contrato único. En esta ocasión, solo recomienda abordar esta dualidad porque "ayudaría a elevar la productividad y el empleo, y la resiliencia ante futuros shocks económicos".

Las perspectivas económicas mundiales, en todo caso, son positivas. El FMI calcula que que la recuperación global continúa a un ritmo más rápido y que el crecimiento mundial será una décima superior a lo esperado tanto en 2017 (3,6%) como en 2018 (3,7%).

El Fondo estima, sin embargo, que esta recuperación es "incompleta". Y alega tres motivos. El primero, dice, porque "el crecimiento de los salarios en los países avanzados sigue siendo débil comparado con la recuperación de su PIB"; en segundo lugar, porque los pequeños países exportadores de energía, especialmente los de Oriente Medio, siguen enfrentándose a una "intranquilidad política"; y tercero, porque la recuperación está resultando "lenta".

"El avance tecnológico y el comercio han levantado a algunos y a otros les ha dejado atrás"; asegura Obstfeld. "El desequilibrio de esta riqueza generado ha ayudado a encender el descontento político y el escepticismo con las ganancias de la globalización, poniendo en riesgo la recuperación".