Sólo el 15,9% de las personas con trastorno mental trabaja

  • La baja tasa de empleo marca las condiciones de desigualdad de oportunidades.
  • Los afectados culpan a los prejuicios sociales de muchos empresarios y administraciones públicas a la hora de contratar.
Trabajadoras.
Trabajadoras.
EUROPA PRESS
Trabajadoras.

La tasa de empleo de las personas con un trastorno mental es de solo el 15,9%, 45 puntos menos que la que registran aquellas que no sufren ningún tipo de discapacidad, una diferencia que, como denuncian los afectados, "marca las condiciones de desigualdad de oportunidad ante la vida".

Esta es una de las preocupaciones de las personas que conviven con este problema de salud, pero también de sus familiares y allegados, que han celebrado este martes una jornada conmemorativa del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebrará el próximo día 10.

El lema de la jornada, organizada por la Confederación Salud Mental España, da cuenta de esta preocupación -"Trabajar sin máscaras. Emplear sin barreras"-, aunque tal y como ha señalado su presidente, Nel González, un problema de salud mental no tiene por qué suponer impedimento para obtener un empleo.

Los prejuicios sociales que aún mantienen muchos empresarios y administraciones públicas a la hora de contratar y mantener a estas personas en sus puestos de trabajos continúan siendo "barreras" para acceder al mundo laboral, y por ello González aboga por "hacer valer la abundante normativa existente".

Una legislación que, según sus palabras, garantiza el derecho de estas personas a acceder y mantener un empleo y que debería impulsarse "con mas fuerza política" desde la Administración, que tendría que favorecer en este colectivo la transición desde el empleo protegido al ordinario.

La Confederación pide que se cumpla y amplíe el cupo de reserva que tiene fijado el colectivo en el acceso al empleo publico de un 2%, pero González insiste en que hace falta "mayor voluntad política".

Hablar con naturalidad de la enfermedad

La Estrategia de Salud Mental, que debía haberse renovado en 2014, según ha dicho, "está caducada", y sería necesario que se materializasen muchos de los compromisos a los que se han llegado en los últimos años para impulsar el bienestar en el trabajo.

La Confederación apuesta por incentivos y bonificaciones a la contratación de los afectados, pide campañas de sensibilización dirigidas al tejido empresarial, y que los puestos de trabajo en entornos "positivos y saludables" se puedan adaptar a través de un sistema de apoyos.

Pero además también reclama que se aumente la inversión en planes de formación y de capacitación y que el sistema de compatibilidad entre el trabajo y las pensiones se adecúe a las necesidades y particularidades de este colectivo.

"Hay que tomar conciencia de que los lugares de trabajo son claves para impulsar una cultura positiva y de bienestar, en el que estas personas tienen que hablar claramente; se les tiene que facilitar que puedan trabajar sin mascara, sin complejos, temores, tabúes, sin mitos, con naturalidad", comenta González.

El trabajo en sí para estas personas tiene una función "terapéutica" ya que cambian el rol de "enfermos" por el de "trabajadores" y además les puede ayudar a construir una "red social".

Borja Fanjul, director general de Políticas de Apoyo a la Discapacidad del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, también ha incidido en la necesidad de una mayor integración de estas personas en el mundo laboral y también de la importancia de que una vez que lo consiga lo mantenga.

"Es preventivo que el trabajador hable con naturalidad de su enfermedad, y que el entorno lo trate igual, porque así elimina mucho estrés. Si trabaja una jornada fingiendo o intentado aparentar lo que no es -ha explicado Fanjul- tendrá ocho horas de continuo estrés y no le beneficiará, sino que le puede acarrear otra problemática".

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