Los animales entran en la universidad para enseñarnos cómo pueden ayudarnos

  • Desde abril de 2016, la Universidad Rey Juan Carlos alberga la cátedra de investigación, única en España, Animales y Sociedad.
  • Su coordinadora es la terapeuta ocupacional Nuria Máximo, que comenzó en el curso 2005-2006 a acudir con su rottweiller a clase.
  • La investigadora facilita algunas pistas para dar con terapias efectivas y respetuosas con los animales.  
  • ESPECIAL: Día de los Animales.
La profesora Nuria Máximo Bocanegra en el aula con sus alumnos de cuarto de Terapia Ocupacional.
La profesora Nuria Máximo Bocanegra en el aula con sus alumnos de cuarto de Terapia Ocupacional.
JORGE PARÍS
La profesora Nuria Máximo Bocanegra en el aula con sus alumnos de cuarto de Terapia Ocupacional.

Los perros, el compañero animal por excelencia del ser humano, van conquistando cada vez más territorios de convivencia, avances que hace poco tiempo eran impensables. Viajan con nosotros cada vez en mayor medida y sin contratiempos en vagones de metro y trenes, comienzan a acudir con programas pioneros a hospitales, para proporcionar bienestar a los pacientes ingresados, y también entran en las aulas universitarias, literalmente.

En el campus de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos no está permitido el acceso a los perros. Las amplias zonas verdes están reservadas a los estudiantes y los profesores, y los vigilantes jurados rápidamente invitan a salir a cualquier can que pretenda pisarlas.  No deja de ser paradójico que, al mismo tiempo, esta facultad albergue desde abril de 2016 la Cátedra de Investigación Animales y Sociedad. Los perros colaboradores de la cátedra, perros de asistencia normalmente, no solo pueden pisar el césped, también entran en las aulas e interactúan con los alumnos.

La cátedra está dedicada, gracias al apoyo de Dingo Natura, a investigar la situación de los animales en nuestra sociedad, los efectos de la vinculación con los hombres, las intervenciones asistidas con animales y a desarrollar programas de promoción de la salud con los animales como mediadores. En ella participan cerca de una docena de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, de la Politécnica de Madrid, de la Universidad de A Coruña, la de Jaén y del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, entre otras instituciones. "Intenté fichar a todos los que estaban trabajando en ello", explica su coordinadora, Nuria Máximo Bocanegra, cuyo campo es la Terapia Ocupacional.

Esta cátedra, única en España, debe su existencia en gran medida al perro de la profesora Máximo, un rottweiler llamado Tatoo que exorcizó la supuesta peligrosidad de su raza convirtiéndose en un habitual del campus.  "Pedí los permisos en la universidad y me los concedieron. Un verano empecé a trabajar con él, para acondicionarlo a las instalaciones, los laboratorios, las aulas, la gente... Y la verdad es que no tuvo ningún problema, así que empecé a traerle a dar cursos", explica la profesora e investigadora, "en lugar de un perro de terapia, era un perro de docencia".

Nuria Máximo resume mucho los siguientes pasos hasta llegar a la cátedra: "Trajimos a una terapeuta ocupacional, Adriana Ávila, que ya estaba trabajando en la Universidad de A Coruña y a la doctora Susana  Muñoz, una médico rehabilitadora que hizo la primera tesis de terapia con caballos para personas con esclerosis múltiple . Organizamos ese curso y a partir de ahí empezamos a hacer pequeños trabajos de campo, de estudio...".

A día de hoy, además de todo tipo de formación, están trabajando en diferentes proyectos de investigación: "Algunos arrancando, otros cerrados y pendientes de publicar".

La coordinadora de la cátedra, que se declara volcada en sus alumnos de cuarto de Terapia Ocupacional en Pediatría, "porque siempre hay nuevas maneras de trabajar con los pacientes", habla con entusiasmo de distintos trabajos con personas con esclerosis múltiple o con mujeres en riesgo de exclusión social y caballos, o de un programa de niños víctimas de violencia y perros, con métodos para que pruebas invasivas y traumáticas a las que se somete a los pequeños lo sean menos en compañía de perros. Y lo hace siempre desde el respeto al animal, que "no es un instrumento", insistiendo en que "la terapia no puede ser una nueva herramienta de maltrato animal".

"En los primeros años yo era 'la loca de los animales'. Y a Susana en la Complutense y a Adriana en A Coruña les pasaba lo mismo. Y, de repente, como de unos cinco años a esta parte, hemos visto que esto es un boom y cada vez se tiene más en consideración. Y esto tiene cierto peligro, porque tenemos que ir en paralelo en esa maduración de los derechos de los animales".

El riesgo del auge de las terapias con animales

Las terapias con animales, una de las piedras angulares de la cátedra, están también en claro auge. Personas con autismo, con parálisis cerebral, con todo tipo de dolencias, acuden al beneficio que supone la interacción con otros seres vivos, sobre todo perros y caballos. Pero hoy en día no hay ningún control efectivo sobre estas actividades. Cualquiera que quiera dar terapia, puede ofrecerla sin más.  No hay ningún listado, ningún registro para consultar asociaciones fiables.

"Sería una cosa que habría que regular", reconoce Nuria Máximo, que destaca que en la cátedra solo trabajan "con entidades colaboradoras que hemos visto que trabajan de manera respetuosa con los animales".   En demasiados sitios la falta de control ha propiciado que no sea así, que prime la búsqueda de rendimiento económico.

"El tema de las hípicas daría para mucho: el caballo como objeto de lujo que cuando llega la crisis no lo puedo mantener y rentabilizan las hípicas diciendo que hacen terapia, pero sin formación. Estamos subiendo a niños a lomos de un caballo y nos estamos jugando mucho. Con los perros igual. Si lo quiero hacer rentable, ¿qué hago? Tener muchos animales, aumentar el número de sesiones y asumiendo cosas que quizás no son asumibles. Yo he visto vídeos de terapias en los que el perro está nervioso, asustado, no le está gustando nada que lo cepillen. Hasta que no pase algo, no lo regularemos".

La profesora Nuria Máximo facilita algunas pistas sobre cómo saber si estamos ante una terapia recomendable y respetuosa con los animales.

  • "Siempre hablamos de que tiene que haber un equipo de tres: el animal, el técnico que está pendiente de las señales de estrés del animal formado en el adiestramiento del animal y en el mundo de la terapia y el especialista: el fisio, el terapeuta ocupacional, el psicólogo… un profesional de la salud o de la educación que gestiona a la persona que va a recibir ese tipo de terapia".
  • "El programa tiene que tener unos objetivos bien diseñados para esa persona que recibe la terapia. Incluso aunque sea de tipo educativo, para aprender por ejemplo  a leer, tiene que haber unos objetivos para ese niño o ese grupo. Si no es así estás pasando una tarde más o menos agradable, nada más".
  •  "Con perros me gusta que los animales convivan con sus técnicos, no me gustan que estén en cheniles. Tienen que hacer vida de perro. Y el técnico puede vivir con dos o tres perros, no con muchos más. Por eso la terapia es tan cara".
  •  "Si yo estoy trabajando, por ejemplo, un proyecto con niños con autismo y decidimos trabajar en grupo, como mucho puede haber 4 o 5 personas. Y si hay mucha afectación de tipo conductual, necesitaré dividirlo aún más".
  • "El caballo no puede vivir estabulado, tiene que tener tiempo en el que esté en una pradera, suelto, con otros caballos. Es un ser social. Cuando ves que solo hay establos y que los caballos están todo el rato con estereotipias, muy nerviosos, ese centro no me gusta".
  • "Si lo que se va a trabajar es beneficio a nivel motor es importante que el caballo tenga un estado de salud muy bueno porque la marcha del caballo se transmite al jinete. Si está muy mayor y la espalda no está recta, si tiene algún tipo de cojera… ese caballo no puede emplearse, por ejemplo, con un niño con parálisis cerebral. Toda esa alteración en la marcha la estoy transmitiendo y es algo que está comprobado".

Máximo recalca que, al buscar objetivos, no se está hablando en ningún caso de curaciones o mejoras espectaculares, y pone como ejemplo que en otros países se utilizan pequeños animales con personas en estado vegetativo, "simplemente el estímulo, el calor, la persona puede sentir calma. Y ese es un pequeño gran objetivo que es útil para la persona".

Pequeños grandes objetivos que no deben ser subestimados: "Trabajé muchos años en una asociación con personas con afectación cerebral importante y casi todos pudieron subir a lomos del caballo, pero había una niña que por su dificultad de tronco era imposible, no podía subir. Me acuerdo que la dueña de la hípica, que era maravillosa, dijo "no os preocupéis, que esta niña va a poder sentir lo que es un caballo", y trajo un caballo blanco,  muy tranquilo y lo puso al lado de la silla. Imagina una niña sin lenguaje, sin poder moverse, con sus bracitos en flexión y sus manitas cerca de la cara. Los ojos de esta niña jamás en la vida se me van a olvidar, cuando superó los nervios de ver el caballo tan cerca y estiró la mano y tocó al caballo, tan bonito, tan cerca, tan calmado. Esa tarde fue maravillosa para ella".

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