Las tropas del Gobierno les obligaron a rendirse. La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, ordenó ayer el toque de queda desde las 12 de la noche hasta las 5 de la madrugada en la capital, Manila, y en otras provincias circundantes.
Esta medida se anunció poco después de que las Fuerzas de Seguridad desbarataran el motín llevado a cabo por militares que exigían la dimisión de la presidente, a la que acusaban de corrupción.
Los rebeldes, que se atrincheraron en un hotel liderados por el senador Antonio Trillanes y el general Danilo Lin, entregaron las armas tras la irrupción de las tropas. No obstante, seis soldados rebeldes aún se resistían a rendirse y a deponer las armas al cierre de esta edición (0.00 h).
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