«Sí quiero», dicen los novios. Pero no iba a ser tan fácil. N. G. y su pareja acudieron el pasado miércoles al Registro Civil de Bilbao para solicitar un expediente de matrimonio, algo imprescindible para casarse. Gastaron sendos días de vacaciones para nada. La ventanilla de matrimonios lleva toda la semana cerrada porque faltan sus trabajadores. No abrirá hasta el lunes.

El Registro Civil de Bilbao está manga por hombro. En sus oficinas se realizan certificados de boda, nacimiento y nacionalidades, entre otros muchos trámites. Pues bien: de una plantilla de 19 personas, a día de hoy sólo trabajan 7. Así, esta semana es literalmente imposible tramitar nada relativo al matrimonio (certificados, divorcios...), informaron ayer a este periódico en medios del registro.

Pero ahí no acaba la cosa. El colapso abarca todas las áreas del Registro, y así, para iniciar los trámites de nacionalización hay que esperar un año. «Ya se han dado todas las citas de nacionalizaciones hasta agosto de 2008, y tenemos a más de 500 personas pendientes de llamar en septiembre», señalan.

Según explican, en 25 años el trabajo ha crecido exponencialmente, y la plantilla sólo se ha reforzado con un empleado. Todo ello ha explotado esta semana. Hay un empleado de baja, otro de vacaciones, otro de luna de miel y ocho que han logrado un traslado. «El que puede se va; el trabajo aquí es inhumano», denuncian desde el Registro.

Sabían que iba a estallar

Niños fuera del matrimonio, adopciones internacionales, bodas gays, nacionalizaciones... Son trámites inéditos hace unos años que hoy colapsan el Registro Civil. El personal del área ya preveía que esta semana la cosa iba a estallar. Pidió refuerzos al Gobierno vasco, y según aseguran, no les hicieron caso. Ahora, funcionarios y ciudadanos braman cada día.