Primero le gustó el juego de palabras:

Bee Movie es, en inglés, una película de Serie B, y uno no se imagina a

Spielberg participando en algo barato, rápido y fácil de hacer... Después vimos que no tendría nada que ver con eso, pero estamos muy felices con el resultado.

En otros proyectos sólo querían mi voz: involucrarme en algo ya muy avanzado. Era como viajar de pasajero en un autobús, pero en

Bee Movie yo era el conductor. Tenía el control de todo, por eso acepté, y fue muy divertido. Trabajé duro con los guionistas, con los animadores, con todos los que participaron en la película... Fue, duro, pero sencillo porque todos estábamos muy contentos, y ese humor personal se reflejaba en el filme. Sentíamos que no era una película más del estudio, sino algo muy cercano a nosotros.

Francamente sí, porque siempre está muy ocupada. Pero era la persona perfecta: tiene una voz increíble, puede ser muy divertira y también muy dulce. Fue un placer trabajar con ella, porque es una magnífica actriz.

Es posible: no me gusta seguir el camino fácil, pero siempre me gustó hacer reir. Tuve suerte, salí en televisión y la cosa ha ido bien durante unos años. Pero no es algo tan difícil... ¡no sobrevaloremos el trabajo de un cómico!

A los hombres, sobre todo si tienen mucho dinero. No falla: cuánto más dinero tiene el público más difícil es hacerle reir. Lo he vivido en muchas de mis actuaciones en directo: puedes ser realmente gracioso pero, si las butacas están llenas de millonarios, ¡no se oirá ni el vuelo de una abeja!. Creo que los ricos están demasiado preocupados por conseguir más dinero...

La verdad, prefiero no pensar en los políticos de mi país: son demasiado deprimentes, y creo que a la gente la pasa lo mismo. Prefiero inspirarme en la gente de la calle y las cosas cotidianas. La vida está llena de motivos para reírse: casi todos mis amigos son cómicos y nos pasamos las horas riendo. En realidad... ¡creo que lo que somos es bastante tontos!

Adoro a los clásicos como los

hermanos Marx, Abbot y Costello o

Charlie Chaplin. También me gustan más modernos, televisivos, como

Richard Pryor,

Bill Cosby o Chris Rock. Y, por supuesto, el humor británico. Soy un gran fan de los

Monty Pithon y, especialmente, de

John Cleese.

Porque es la última persona que uno esperaría encontrar en una película de dibujos animados. Siempre hace de gángster, de tipo duro y serio, y aquí es todo lo contrario: anuncia una marca de miel. Fue simpático contar con él, como hacerlo con

Sting, que también prestó su voz, aunque su caso era más obvio considerando su nombre.

La verdad es que no, ¡pero es una buena idea! Sería divertido ver a una abeja sentada y charlando... ¡Quizá pueda hacerlo en la segunda parte!

La verdad es que no creo. Me gusta hacer cosas diferentes, aunque es cierto que la película ha funcionado muy bien, tanto en EE UU como en Europa. Pero sería como, y perdón por la comparación, pedirle a Miguel Angel que haga una segunda parte del David... ¡yo lo haría, pero se llamaría Bobby y sería un auténtico desastre!

Sí, ya la hemos visto un montón de veces. Tengo tres críos: el más pequeño no se enteraba mucho en la sala, pero sí los mayores... ¡aunque no les debió resultar fácil pensar que ese tipo con antenas en la cabeza era su padre!