«Hay gente que nos insulta, nos amenaza y se han dado casos incluso de agresiones», lamenta.

 

Con estas situaciones, entre los conductores no ha sentado nada bien el nuevo reglamento de la EMT, que se aprobará en unas semanas y que «exime a la empresa de cualquier responsabilidad, que recae en los conductores», según el comité de personal.

 

La plantilla ha detectado casos en los que titulares del bono oro «se pasan horas en el autobús y cuando llega el final de parada no quieren bajarse, por lo que no tienes ni un rato para ir al servicio», destacan. En una ocasión, relata otro conductor de la línea 8, «estaba parado en un semáforo y un hombre quería subir.

 

No le abrí la puerta, porque está prohibido, y me colocó una caja de herramientas a la altura de la cabeza. Me amenazó con destrozarme el cristal».

 

Al mismo tiempo, han detectado una nueva técnica: subir sin pagar. «Uno sube por delante con muchas monedas pequeñas y, mientras las cuentas, se cuelan por las puertas de atrás. Tenemos que estar pendientes de todo», aseguran.

 

«Se enfrentan con nosotros y nos culpan de los retrasos mientras la empresa se lava las manos», comentan. Los conductores sufren a diario situaciones que «consiguen que parte de la plantilla haya tenido que ponerse en manos de psicólogos».

 

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