Los acusados de agredir a un cura de Vigo lo niegan y uno alega: "Estoy tranquilo, no he pegado a un cura. Soy creyente"

  • VIGO, 19 (EUROPA PRESS)
Foto: Juicio Agresores Cura Vigo
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EUROPA PRESS
Foto: Juicio Agresores Cura Vigo

Los dos acusados de agredir y robar en octubre de 2016 al párroco de San Xosé Obreiro y Santa Rita de Vigo, Antonio Rodríguez Suárez, quien como consecuencia sufrió importantes lesiones, han negado ser autores de los hechos, y uno de ellos ha argumentado: "Yo estoy tranquilo, yo no he pegado a un cura. Yo soy creyente".

Este martes ha arrancado el juicio, que continuará este miércoles a las 10,00 horas, en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, donde las defensas de los dos acusados han pedido la libre absolución de sus patrocinados, Pedro Yago S.P. y Alison Lucas B.R., quienes han permanecido en la sala esposados y escoltados por agentes de la Policía Nacional.

El primero de ellos ha reconocido en esta primera sesión que conoce al párroco "de hace tiempo" porque le cambiaba monedas, y, aunque en su primera declaración acusó de los hechos a Alison Lucas, este martes ha manifestado no poder "decir si fue él". "No digo que sea o no sea él", ha apuntado, antes de trasladar que cuando declaró por primera vez le "controlaba la droga".

Además, ha dicho que aunque ambos son "mejores amigos, hermanos casi", ambos pasaban entonces por "un momento malo"; y ha añadido que en presencia de una treintena de personas dijo que en la iglesia "hay dinero", ante lo que ha mantenido que el autor de estos hechos "tuvo que ser alguien al que -le dijo- eso". "Yo tengo mi conciencia tranquila", ha sellado.

Por su parte, el segundo acusado ha admitido conocer la iglesia pero no al cura, y ha asegurado que no participó en el atraco. Durante sus respectivas declaraciones, ambos han incurrido en diversas contradicciones acerca de si el día de los hechos estuvieron en la iglesia y acerca de lo que hicieron el día de la agresión, entre otras cuestiones.

Por otro lado, antes de arrancar la sesión y durante las declaraciones de Alison Lucas y de uno de los testigos, una de las juezas del Tribunal ha llamado la atención a Pedro Yago para que guardase silencio, avisándole de que en caso de insistir en su actitud le expulsaría de la sala.

LA AGRESIÓN

Debido a que un informe forense determinó que la víctima "no se encuentra en condiciones de declarar" en el juicio, se ha leído la declaración que realizó en fase de instrucción cuando estaba ingresado en el hospital.

Allí, el párroco inicialmente dijo no saber quién le pegó, aunque recordaba que fueron dos jóvenes y le pareció que "un chico que iba a cambiar monedas pudo ser el que le agredió". Acto seguido, al enseñarle fotografías de los dos acusados, el hombre reconoció a dicho joven "sin género de dudas" como uno de los agresores, concretamente como el que le agarró.

Este martes, un testigo que se encontraba junto a la iglesia el día de la agresión, que ha declarado tras un biombo para evitar el contacto directo con los acusados, ha manifestado que vio salir primero a un chico, luego a otro, y después al cura, quien iba "ensangrentado y como cayéndose", por lo que le agarró y le sentó, momento en que éste le dijo: "Me acaban de dar una paliza".

A continuación llegó una feligresa, por lo que este testigo echó a correr detrás de uno de los agresores, al cual reconoció con posteridad en las grabaciones. Después de un rato, y de gritar "¡Policía! ¡cogerlo! ¡cogerlo!", ha apuntado que decidió volver, y encontró junto al sacerdote a una ambulancia y a la policía.

UN "SANTO EN VIDA"

La hermana del párroco ha indicado que convivían juntos y aquel día su hermano llegó al domicilio con heridas en la mejilla y la nariz, y le dijo que "fueron unos chicos, que le pegaron", a uno de los cuales reconoció como un joven que iba a cambiarle monedas. "Me dijo: Me dieron tantas patadas que creí que me mataban", ha remarcado.

La mujer ha recordado que ese mismo día y al siguiente, antes de agravarse su estado, su hermano celebró misa y "dijo que perdonaba -a los autores- si salían de esas tinieblas". En declaraciones posteriores a los medios, ha explicado que por lo ocurrido el cura sufre una invalidez del 95%, solo puede comer por suero, ha perdido la movilidad, le cuesta hablar y tiene "muchísimas lagunas".

El primo-hermano de la víctima, Juan Suárez, ha añadido ante los medios que la familia confía "plenamente" en la labor de la Justicia, los cuerpos de seguridad y la investigación del Ministerio Fiscal. Además, ha señalado que lo que pide para los autores es "su reeducación social", así como indemnizaciones para la víctima, a la que ha descrito como "santo en vida", y su hermana.

Un cura amigo del sacerdote que estuvo con él el día de los hechos, ha comentado también que éste le dijo que se estaba "disgustado" porque "se sintió traicionado" por el chico al que le cambiaba las monedas, al que "consideraba ya como un amigo", puesto que sus asaltantes sabían donde guardaba la llave de la caja de caudales.

No obstante, este testigo no ha podido confirmar si la víctima le trasladó que el joven al que cambiaba las monedas fue uno de los agresores o solo sospechaba que tenía relación con éstos. Finalmente, este martes también han declarado el taxista que recogió a los dos chicos supuestamente después del asalto, y un trabajador de una cafetería.

VERSIÓN DE FISCALÍA

Tal y como consta en el escrito de Fiscalía, el 8 de octubre de 2016 los dos acusados, con "animo de enriquecimiento ilícito", entraron en la Iglesia de Santa Rita y, con el pretexto de solicitar confesión al párroco, accedieron al despacho del sacerdote, agarrándole uno de ellos mientras el otro cogía la llave para abrir la caja de caudales, en la que había unos 700 euros en efectivo y diversas joyas.

Además, se apoderaron del reloj y las gafas de la víctima, a la que tiraron al suelo cuando se resistía, y a la que, "a sabiendas de que era una persona anciana que se hallaba indefensa, le propinaron varias patadas y golpes en la cabeza".

Como resultado, el hombre sufrió erosiones superficiales por las que recibió asistencia facultativa horas después, y al día siguiente sufrió una lesión cerebral por los golpes recibidos en la cabeza, lo que provocó su ingreso en Urgencias y su intervención quirúrgica. Además, en los días siguientes, sufrió complicaciones y precisó una traqueotomía y una sonda de alimentación.

Todo ello le ha provocado incapacidad para la deambulación, para recuperar su fonación anterior y para realizar las actividades básicas de la vida diaria, así como la pérdida de la funcionalidad en los miembros inferiores y la práctica totalidad en los superiores, lo que es "irreversible" y le provoca "una pérdida de calidad de vida muy grave", además de un perjuicio estético "muy importante".

PETICIONES

Por todo ello, la Fiscalía pide que cada uno de los agresores -que permanecen en prisión provisional desde el 3 de noviembre de 2016- sean condenados a una pena de 15 años de prisión por sendos delitos de robo con violencia e intimidación y delito de lesiones agravadas, concurriendo la circunstancia agravante genérica de abuso de superioridad.

De la misma manera, solicita que se les prohíba aproximarse y comunicarse de cualquier manera con el perjudicado durante un periodo superior en ocho años a la duración de la pena impuesta por el segundo delito -11 años-.

Asimismo, tendrán que indemnizar a la víctima por los efectos sustraídos, además de en más de 420.000 euros -cantidad que se prevé que aumente, ya que las secuelas no eran definitivas cuando la fiscal redactó el escrito-, así como en más de 14.500 euros anuales por gastos de rehabilitación y asistencia médica y por perjuicio patrimonial por incapacidad para actividad profesional.

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