En uno de ellos, se aprecia la atmósfera cómoda y agradable en un debate sobre el teatro, en la que colaboran todos los comensales: "El cine quiere agarrar el tiempo y el teatro es cada día". Una obra sencilla, de creación creativa y amable, que se basa en diferentes ideas y planos sencillos para transmitir el peso de la conversación.
Se trata de una pequeña producción basada en una comida, un rodaje que duró unas seis horas, con diálogos completamente improvisados por los actores a raíz de un guion base estructurado por el director y que parte de una premisa compartida con el elenco: una escritora y un director se reúnen con cuatro conocidos actores para hablar de un posible proyecto teatral.
Mientras disfrutan de una comida al aire libre, la obra de teatro pasa a un segundo plano y la conversación se centra en sus vidas, sus almas, sus miedos y sus sueños, como nunca antes lo habían hecho.
Villanueva realiza toda una llamada a resolver los problemas de la vida dialogando ante una buena mesa y estructura la acción en torno a los cinco platos que comparten los actores.
En palabras del director "los cinco platos que se sirvieron durante la película marcaron los cinco actos teatrales que nos llevaron a los actores de una conversación a otra sin darnos cuentas, de hecho, yo tuve momentos en los que dudaba si la cámara estaba grabando y si finalmente, lo que habíamos hecho, gustaría al público y una vez terminado el montaje, vimos la reacción en el público que tuvimos nosotros al terminar de grabarla".
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