En su declaración como testigo en la quinta sesión del juicio ante un jurado popular en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva y en el que el único acusado es F.J.M., que se enfrenta a 50 años de prisión, el agente ha precisado que desde un primer momento sospecharon que se trataba de "un crimen pasional por la cantidad de puñaladas asestadas a las víctimas innecesarias, gratuitas y con ensañamiento, y por las marcas en el cuerpo. Para matar a alguien no hacía falta esta sangría", ha remarcado.
Al respecto, ha señalado que unos vecinos, de nacionalidad ecuatoriana, que aún faltan por declarar como testigos en el juicio, y que estaban hablando por teléfono con sus respectivas parejas y que escucharon gritos diciendo "fuera de aquí o qué haces aquí", aseguraron que por el tiempo de estas llamadas, las discusión y los golpes "se escuchan entre las 21,52 y las 22,02", a lo que ha añadido el agente que "la pelea duro poco tiempo". A su juicio, "no se puede mantener una pelea de ese calibre durante mucho tiempo".
En este punto, ha remarcado que, una vez abierta esta línea de investigación, y tras la reconstrucción de hechos con los datos existentes, comprobaron que el acusado no estaba en el supermercado donde trabajaba a esas horas como él decía.
Por otro lado, sobre el ADN de F.J.M., hallado en unas toallas ubicadas en los cuartos de baño en la vivienda, el jefe de la investigación ha asegurado que, tras las comprobaciones por parte de Toxicología, el mismo "es repetitivo y no es casual".
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