La primera jornada de protesta contra la reforma laboral del presidente de Francia, Emmanuel Macron, movilizó este martes a decenas de miles de personas en todo el país, pero no tuvo la amplitud suficiente para doblegar la voluntad del Ejecutivo.

El sindicato CGT movilizó a 400.000 personas, según su recuento, contra la flexibilización del mercado laboral que el Ejecutivo pretende aprobar por decreto, unas cifras ligeramente inferiores a las que hace medio año reunieron contra una reforma más tibia que finalmente sacó adelante el socialista François Hollande. La huelga se tradujo en algunas anulaciones de vuelos y en retrasos en los trenes, pero no creó la sensación de parálisis.

La amplia victoria de Macron en las presidenciales de mayo pasado, refrendada en junio en las legislativas, con un programa en el que la reforma laboral figuraba entre uno de los puntos destacados, parece haber anestesiado en parte la contestación de la calle.

Al menos 60.000 personas, según la CGT, han marchado este martes por las calles de París para protestar contra la reforma laboral que será aprobada por el Gobierno el próximo día 22. Unos 300 encapuchados han protagonizado durante la manifestación disturbios y enfrentamientos con la Policía, que ha bajado la cifra de asistentes a 24.000.

La protesta, que comenzó a las 14 horas en la plaza de la Bastilla, ha sido el acto reivindicativo principal de la jornada de huelga convocada en todo el país, a la que no se adhirieron la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT) y Fuerza Obrera (FO) por considerar que han obtenido algunas concesiones en la negociación con el Ejecutivo.

Otros convocantes han sido SUD, la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos (UNSA) y la organización estudiantil Unef; los organizadores no esperaban gran repercusión en el sector privado, aunque sí en la Administración, la energía y, sobre todo, en el transporte público, como así ha sido.

Además de la de París había convocadas 180 manifestaciones, algunas de las cuales se desarrollaron por la mañana, como la de Marsella, con varios miles de personas, en la que participó el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon. En declaraciones a los medios, cargó contra el decreto ley impulsado por el presidente porque, a su juicio, favorece el "dumping social" y no responde a una demanda de los franceses.

Según Le Monde, las cifras de asistentes también varían dependiendo de la fuente la fuente: Marsella (entre 7.500 y 60.000); Lyon (entre 5.400 y 10.000); Toulouse (entre 8.000 y 16.000); Rennes (entre 4.800 y 10.000); Burdeos (entre 4.850 y 12.000); Niza (entre 2.200 y 5.000).

En cuanto a la capital, tras dos horas de calma, los 300 encapuchados causaron desperfectos en escaparates y carteles publicitarios y tiraron piedras a los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua. Al menos tres personas fueron detenidas y un manifestante resultó herido y tuvo que ser trasladado al hospital, según el canal de televisión BFM TV.

El seguimiento de la huelga ha causado sobre todo perturbaciones en el transporte aéreo, especialmente entre las compañías de bajo coste. Un portavoz de la Dirección General de la Aviación Civil dijo hacia las 13 horas que estaba siendo "poco seguida" por los controladores y que se registraban retrasos de entre 20 y 60 minutos. Los principales problemas estaban en Charles de Gaulle y Orly-, Beauvais, Marsella y Estrasburgo.

El portavoz insistió en que la DGAC no había pedido a las compañías que cancelaran sus enlaces y no quiso pronunciarse sobre el caso de Ryanair, que avanzó que anularía 110 de sus vuelos. Otras aerolíneas como Easyjet, Vueling y Volotea habían cancelado en torno a una decena de vuelo. Un portavoz de Air France, indicó que "no hay anulaciones" y sólo "algunos retrasos".

Un total de 26 vuelos con el Aeropuerto de Palma han sido cancelados, según han informado desde Aena. En concreto, con Francia había 30 vuelos programados en Palma y se han cancelado un total de dos. Con el resto de Europa había programados 571 y se han cancelado 24.

La jornada también ha tenido incidencia en los ferrocarriles franceses, con anulaciones sobre todo en las líneas regionales y de cercanías de París, así como en los transportes urbanos de algunas ciudades. El transporte por carretera en París también ha resultado perjudicado, pero no como consecuencia del seguimiento de la huelga general, sino de una protesta sectorial convocada por los feriantes en contra del Gobierno.