Benjamin Black gana el XI Premio RBA de novela negra con la obra 'Pecado'

  • El libro inicia una nueva serie, en la que, de la mano de un joven policía protestante, el escritor se sumerge en la Irlanda católica de los años cincuenta.
  • Benjamin Black es el seudónimo que utiliza desde el año 2006 el autor irlandés John Banville para firmar sus novelas policiacas.
  • El premio está dotado con 125.000 euros.
El escritor irlandés John Banville, ganador del premio RBA de Novela Negra se transmuta en verano en Benjamin Black, el seudónimo que utiliza desde el año 2006 para firmar sus novelas negras.
El escritor irlandés John Banville, ganador del premio RBA de Novela Negra se transmuta en verano en Benjamin Black, el seudónimo que utiliza desde el año 2006 para firmar sus novelas negras.
ALEJANDRO GARCÍA / EFE
El escritor irlandés John Banville, ganador del premio RBA de Novela Negra se transmuta en verano en Benjamin Black, el seudónimo que utiliza desde el año 2006 para firmar sus novelas negras.

Benjamin Black, el alter ego del escritor irlandés John Banville, ganó este jueves por la noche en Barcelona la XI edición del Premio Internacional RBA de Novela Negra, dotado con 125.000 euros, con Pecado, una oscura historia en la que vuelve a sumergirse en la Irlanda de los años cincuenta.

Con la obra, Black inicia una nueva serie, con su habitual estilo y "su don para crear ambientes", de la mano de un nuevo personaje, el inspector Strafford, un joven policía protestante, desgarbado y abstemio, que ubica en las afueras del pueblo en el que nació él, Wexford.

La acción se sitúa en el año 1957 y se inicia una "cruda mañana de invierno" cuando aparece el cadáver de un cura católico en la biblioteca de Ballyglass House, la casa solariega de los Osborne, de la antigua baronía de Scarwalsh, en un guiño a las novelas de Agatha Christie, que leía de joven y que, igual que las que protagonizaba Sherlock Holmes, le acababan aburriendo porque las veía como "un crucigrama", según ha reconocido en rueda de prensa.

Hasta esa casa solariega el comisario jefe Heckett de Dublín envía al inspector Strafford, quien con la ayuda de un oficial llamado Jenkins, pronto se dará cuenta de lo delicado del caso, puesto que la iglesia católica domina Irlanda con "puño de hierro".

"Personas reales"

El miembro del jurado y escritor Lorenzo Silva opinó que se trata de una obra diferente a otras del autor irlandés, aunque en ella "está presente la calidad de página y también su mirada sobre la condición humana, así como el sentido de la intriga, el misterio y cómo deben desvelarse".

Banville, sorbiendo de una copa de cava rosado, indicó que siempre que escribe novela negra intenta que sean "plausibles, que traten sobre personas reales" y que, en esta ocasión, ha optado por un protagonista que pertenece a una minoría, puesto que en Irlanda el 95% de la población es católica y él es protestante.

A su juicio, ha acabado siendo una historia "muy oscura, muy negra, que trata sobre acciones profundamente oscuras llevadas a cabo por un sacerdote y por las personas que lo encubrían y lo que éstas tuvieron que sufrir, aunque hay una venganza final".

Sobre si continuará con el personaje policial en otras obras, el novelista dijo que lo desconoce, y no tuvo reparo en añadir que ha llegado a una etapa de su vida "en la que ya no tengo ni idea de lo que voy a hacer a continuación, pero me parece un personaje interesante".

"Un ejercicio onírico"

Banville confesó que en la actualidad escribir una novela lo ve "casi como un ejercicio onírico, es como soñar, es como una sopa en la que se mezclan y flotan distintos retazos de nuestra vida".

"Cuanto más mayor me hago —agregó— más siento que escribir ficción es como un ejercicio onírico, como si estuviera hipnotizado".

Tampoco dejó pasar que los escritores, muchos de los cuales se quejan de tener una vida dura, en realidad, "tenemos la gran suerte de nunca sentirnos solos porque siempre tenemos la mente llena de esos pequeños monstruos que inventamos".

Sin ser una novela autobiográfica, Pecado, que llegará a las librerías el próximo día 11, tiene que ver con la infancia del escritor. "Me parece muy divertido, muy gratificante profundizar en esos recuerdos que tengo de aquel lugar y de aquella época y ver lo que puedo extraer, especialmente, en mis largas noches de insomnio".

Nada de Twitter

En su intervención, Banville dejó claro que nunca planifica cómo serán las novelas que escribe y que lo hace de una forma "un poco aleatoria, según me lleve el viento ese día, según el ánimo con el que me despierto, de alguna manera, soy seguidor de Kafka", apostilló.

Riéndose de sí mismo, señaló que cuando está en público tiene la mala costumbre de decir cosas muy poco apropiadas, y cargó contra herramientas como Twitter, que destacó que nunca utiliza, porque, igual que "otras tecnologías e inventos, son un obstáculo terrible a la libertad de expresión, porque ahora ya no tienes el enorme placer de malhablar de tus colegas en público".

En este punto, aseveró que un comentario suyo puede convertirse en viral y acabar siendo motivo de un artículo en The New York Times.

El novelista suma su nombre al de Francisco González Ledesma, ganador de la primera convocatoria del premio en 2007, y a otros como Andrea Camilleri, Philip Kerr, Harlan Coben, Michael Connelly, Lee Child, Don Winslow y Ian Rankin, quien se impuso el año pasado con Perros salvajes.

La entrega del galardón es considerada como la fiesta con la que se abre la temporada literaria de otoño en Barcelona, con la asistencia este jueves de personalidades del mundo de la política, como José Montilla y Artur Mas, y del ámbito cultural.

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